martes, 30 de marzo de 2010

Foro Urbano Mundial 2010

22 al 26 de marzo Foro urbano Mundial

Del pasado 22 al 26 de marzo fui invitado a participar en el Foro Urbano Mundial que se desarrolló en la ciudad de Río de Janeiro , donde participaron más de 21000 personas de todas partes del mundo ( autoridades políticas del campo de la vivienda fundamentalmente , al igual que movimientos sociales urbanos y distintas universidades) .
En esta oportunidad tuve la posibilidad junto a algunos otros compañeros y compañeras del Continente de poder ser una voz disonante frente al aluvión neoliberal acerca del derecho a la tierra y la ciudad.
Comparto con los lectores del blogg lo planteado en el mismo.

“Agradezco muchísimo la posibilidad de poder participar en tan importante evento y como el tiempo es escaso opto por destacar tres o cuatro elementos a mi juicio claves del problema:

1) En primer término, hablar de la problemática del suelo urbano, no es hablar de un tema técnico. Es hablar de un tema esencialmente político y que de no resolverse correctamente es difícil se pueda intentar resolver el problema de la vivienda y los servicios elementales.

No es posible admitir que la tierra, siendo un bien inelástico, se nos niegue para construir las viviendas, ¿que pretenden?, ¿terminarán queriendo ganarle a la ley de gravedad para que los pobres del mundo floten, floten acaso?

2) Por tanto, insisto, el problema de la vivienda es un problema político, donde se deben impulsar políticas que conciban a ésta no como una mercancía sino como un derecho fundamental de los seres humanos todos.
Entonces hay que ir al tema central sin rodeos, este es el verdadero debate que hay que abordar. Si la tierra se la concibe como mercancía no hay salida a la crisis urbana, y mucho menos querer resolver el problema de la vivienda para los pobres del planeta.

En toda política hay responsables no nos engañemos.

La gran mayoría de los organismos multilaterales desde hace más de 20 años vienen impulsando políticas de vivienda e imponiendo a nuestros gobiernos nacionales , que asuman su condición de Estado facilitador, dejando de esta forma desnudos frente al mercado y la banca a los más humildes del Continente. Víctimas de préstamos usurarios con intereses desproporcionados.

En consecuencia, los humildes debieron tomar tierras y construir como pudieron sus ciudades, en la gran mayoría de los casos, sin los servicios más elementales como por ejemplo el del agua potable.

Obligados a la protesta, cuando lo hacen son criminalizados y en pomposos congresos de urbanistas defensores del “establishment” se los culpa y se pide prisión contra ellos en defensa de la santísima propiedad privada.

3) En tercer lugar, y a mi juicio fundamental, el neurálgico tema de la propiedad de la tierra. Debemos comenzar a discutir y definir sin rodeos que si somos terrícolas algún lugarcito a todas y todos nos corresponde y por ende hay que resolver que la tierra es un bien de toda la humanidad y hay que comenzar a acotar la propiedad privada individual, y caracterizar a la propiedad de la tierra como un bien esencialmente social. Por lo tanto la tierra debe de concebirse como un bien de uso y goce de la humanidad.

En esa perspectiva se inscribe el triunfo de las cooperativas de vivienda de ayuda mutua del Uruguay y que hoy ya son del Continente (Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Paraguay, Bolivia)

Las cooperativas han mantenido a través de más de cuarenta años de lucha por la tierra y la vivienda que ambas son un bien de uso y no una mercancía.

Por tanto,

- Este concepto debe integrarse a las leyes nacionales de vivienda.

- El crecimiento de las cooperativas sólo fue posible a partir de contar con los llamados Bancos o Carteras de tierras entregadas en uso y goce, de lo contrario también la pobreza tiene cara de hereje y muchas veces se pueden ver obligados por fuerza de la necesidad a vender las tierras otorgadas por el Estado.

- Todo Estado debe de tener tierras con servicios disponibles para la vivienda llamada de interés social.

- Hay que generar un catastro real donde no se pueda admitir más en nuestras ciudades las llamadas “tierras de engorde” que generan cuantiosas ganancias a los especuladores debido a que explotan la inversión del conjunto de la sociedad en beneficio de sus tierras.
En un país pequeñito como El Salvador en su centro histórico a través de un catastro popular realizado por los cooperativistas se detectaron más de 50 inmuebles abandonados y más de 60 terrenos baldíos.

- Hay que buscar la sostenibilidad del Banco de Tierras, con el cumplimiento de créditos no usureros.

- Es clave contar y poner en práctica las herramientas jurídicas que permitan a los Estados poder ejecutar en definitiva el derecho a la tierra para construir: la prescripción, la expropiación, la dación deben ponerse en práctica.

- Debe implementarse una fuerte política impositiva que desestimule la vacancia de tierras e inmuebles ociosos. .

- Corresponde preguntarse ¿son las Cooperativas Autogestionarias, la única salida al problema? De ninguna manera, pero es obvio que demostraron con 40 años de experiencia ser una herramienta válida.

¿Por qué? Veamos algunas de sus características:

- Plantean el uso y goce tanto de la tierra como de las viviendas, no admitiendo la especulación de un derecho.

- Han dado muestras de un uso absolutamente racional del suelo porque cuentan y exigen tener asesoramiento técnico para sus proyectos.

- No tienen, intermediarios es la gente organizada la que participa en el diseño.

- Exigen al Estado la estructuración de Carteras de Tierras, y el Estado garantiza el correcto uso del suelo.

- Han demostrado en varios países del Continente experiencias exitosas, como lo constatan el Viceministerio de El Salvador y su política a favor del Cooperativismo, la Alcaldía de León en Nicaragua y la Intendencia de Montevideo y ya más de seis del Interior del Uruguay.


Estimadas y estimados presentes en este Foro, hoy el problema de la irracionalidad de las ciudades que siguen creciendo desordenadamente nos pone en una situación muy compleja, porque ya no se puede desandar lo andado. Si efectivamente hay voluntad política de resolver el problema hay que atacar el mal principal y es que el suelo es considerado como mercancía y accede a él quien cuenta con dinero suficiente. Es más ya le han puesto precio al mar ya que una edificación frente al mar cuesta mucho más, uno se pregunta en definitiva¿ cómo han conseguido las inmobiliarias las escrituras del agua continental?

Comencemos a que se comprometan los distintos gobiernos a efectivamente revisar en primera instancia el traspaso de los inmuebles y tierras estatales ociosas al Banco de Tierras que deberá de elaborarse en cada país.

Establecer nuevas formas de legalización de la tenencia del suelo, más adecuadas, que no se limiten a la propiedad individual y respeten las modalidades ancestrales (como las arrendaticias, la propiedad colectiva, comunitaria y familiar, o los derechos de superficie, uso o posesión).

Constituir carteras, bolsas o bancos estatales de tierras, edificadas o no, adecuadas a las necesidades habitacionales, con participación y control social, para facilitar el acceso al suelo urbanizado de los sectores populares. Deberá garantizarse el conocimiento de la información sobre estos bancos de inmuebles y sobre los demás inmuebles estatales, así como sobre el uso que se les está dando. En ningún caso los inmuebles públicos deben ser objeto de especulación.

Como despedida de estos tiranos siete minutos deseo dejar para la reflexión la frase ya histórica del líder campesino Nicaragüense Bernardino Díaz Ochoa.
“no somos pájaros para vivir del aire, no somos peces para vivir del agua, somos hombres para vivir de la Tierra”
Muchas gracias Gustavo González Coord Programa Centro Coop Sueco

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