martes, 6 de abril de 2010

El Problema de la Vivienda Uruguay.

El PROBLEMA DE LA VIVIENDA

Cuando un gobierno como el actual de nuestro país coloca como una de las prioridades el problema de la vivienda, todas y todos los que de alguna forma estamos vinculados al tema debemos dar posición, guiados con el mejor ánimo de que toda iniciativa al respecto sea positiva.
Una primera preocupación es que desde distintas tiendas políticas, sociales, académicas se denota un cierto apresuramiento en querer ver resultados inmediatos. Esto en un tema de tal envergadura como el de la vivienda, no es posible y es con este ánimo que me permito dar algunas coordenadas, que a mi juicio se deberían tener en cuenta.

1) No se está hablando de un Plan de Vivienda, la propia Ministra dijo que se trata de un plan de impacto que atienda en forma inmediata los sectores de extrema pobreza de nuestro país. Esto es importante aclararlo una y mil veces, porque de lo contrario a la hora de evaluar, el resultado será negativo.
2) El país necesita un Plan de Vivienda y para ello hay que delimitar un plazo que trasciende un periodo de gobierno. Sin embargo, es clave comenzar desde ya. priorizando lo que efectivamente se pueda hacer en este periodo.
3) Hablar de un Plan de Vivienda sin tener afectado el presupuesto nacional y además carecer de un financiamiento estructural para ello, es no hablar de nada. Este tema es central: el Estado deberá invertir efectivamente en vivienda. Si la vivienda es caracterizada como “derecho” y no como mercancía, el conjunto de la sociedad debe invertir para satisfacer el derecho de los que no puedan acceder a su ejercicio.
4) Debemos comenzar por el tema del suelo urbano, pues sin tierra no hay vivienda y para ello debemos empezar por los terrenos ociosos con los cuales cuenta el Estado ¿Cuánta tierra existe en propiedad de los Ministerios y otros organismos públicos sin ningún tipo de uso? Ni hablemos en este caso de las Fuerzas Armadas por ejemplo.
5) Es fundamental comenzar a densificar las actuales zonas urbanas, allí están los servicios, sobre todo en el área central, no sigamos reproduciendo la pobreza en el cinturón de la ciudad
6) Hay que realizar en forma urgente un catastro y los registros de inmuebles tanto públicos como privados.
7) Aplicar políticas tributarias fuertes, como el pago de impuestos progresivos que desestimulen el abandono de tierras y edificios y que eviten su vacancia.
8) Existen una serie de medidas jurídicas que permiten al Estado contar con un Banco o Cartera de Tierras donde se priorice la vivienda de interés social. Obviamente habrá que tener voluntad política para su implementación, partiendo de la base de que para que los que no tienen, tengan, hay que quitarle a los que efectivamente tienen y mucho.

Se deberán impulsar modelos para vivienda nueva que ya han demostrado ser realmente efectivos. Entre ellos, en los últimos 20 años por distintos sectores políticos, algunos han sido satanizados en nuestro país, me refiero concretamente al Cooperativismo de Vivienda por Ayuda Mutua. Cuando hoy este modelo es impulsado en varios países del continente, nos preguntamos cómo es posible que en nuestro país, donde se creó, no se impulse. No hagamos inventos ni nos dejemos llevar por propuestas de la derecha que no han hecho otra cosa que agredir en forma sistemática a un modelo de auténtica matriz uruguaya, nacida en el seno mismo de sus trabajadores y trabajadoras. Por otra parte, un tema que hay que analizar en profundidad es que hoy estamos como estamos, porque a esos mismos trabajadores se los impulsó a vivir en los llamados asentamientos irregulares, por no tener ninguna posibilidad de acceder al mercado formal de la vivienda. Otro gallo hubiera cantado si se hubiera impulsado con fuerza el Cooperativismo, ya que el trabajador en este sistema pone lo más preciado de su capital: sus brazos, su inteligencia y su capacidad organizativa.
No digo tampoco que esta sea la única salida, pero sin dudas es una muy importante, la empresa privada si quiere trabajar con entrega de viviendas de llave en mano que lo haga para los sectores que tienen efectivamente posibilidades de pago y sin subsidio, no puede el Estado y el conjunto de la sociedad utilizar el subsidio para las arcas de la industria de la construcción. Que inviertan y arriesguen, no que soliciten al Estado, como últimamente lo han hecho, “garantías de pago”. Parece increíble, y sin embargo así lo han solicitado públicamente.
El otro tema que últimamente concentra la atención del conjunto de quienes hablan del tema es el “atacar el problema de los asentamientos”. En este punto debemos ser tremendamente cuidadosos, pues la pobreza no se puede regularizar como lo impulsó y lo impulsan los distintos planes del BID. A la pobreza extrema se necesita dar una atención integral, donde la vivienda es nada más que un aspecto, pero el central es el educativo y el trabajo, de no resolverse el problema del trabajo “formal” los asentamientos desgraciadamente seguirán creciendo y reproduciendo bolsones de pobreza. En este sentido algunas iniciativas han planteado la perspectiva de que el conjunto de los organismos del Estado atiendan el problema. Esto está muy bien, pero no alcanza con voluntades solamente, a la voluntad hay que sumarle financiamiento estructural. La clave del problema en lo que a vivienda se refiere es el lograr barrios heterogéneos y no segregados, que contengan socialmente las desigualdades, pues no se trata de lavarle la cara a la pobreza, porque el problema seguirá. Existen en la historia de la humanidad miles de experiencias muy altruistas y de gran contenido humanitario, pero ello en ningún caso resolvió el problema de fondo.
En nuestro país hubo dos intentos muy importantes y serios desarrollados en forma conjunta por varias organizaciones sociales y técnicas como lo fue el Plan de la Covip (Coordinadora de Vivienda Popular) en el año 85 y el último trabajo al igual que el anterior pero actualizado, realizado por COSOCO ( Comisión Social Consultiva) donde AEBU, SUNCA, FUCVAM y la Sociedad de Arquitectos entre otros pusieron toda su experiencia en realizar un trabajo que contemplara efectivamente el problema de la vivienda. Una recomendación sería que se tenga muy en cuenta lo allí enunciado.
Diría entonces que es sabio hoy más que nunca “el despacio que estoy apurado”, existe en nuestro país como en pocos del continente una experiencia acumulada en lo que a vivienda popular se refiere que se debe aprovechar al máximo.
En suma, deseo en definitiva insistir que si no se encara seriamente el problema de la segregación espacial que tiene que ver esencialmente con el problema del suelo urbano, la problemática de la vivienda seguirá sin resolución real. Y el otro aspecto central es el relativo a la financiación; si efectivamente entendemos que la vivienda es un derecho y no una mercancía el Estado debe contar con un financiamiento estructural para atacar el problema realmente. Considero que sin lugar a dudas nuestro país tiene las inmejorables condiciones para efectivamente resolver el tema, en la medida que todo lo andado se sintetice políticamente en forma correcta.
Gustavo González
Publicado en el diario La República Uruguay

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