Ayer se comenzó a armar la gran trampa política que se le quiere imponer a Zelaya y el Movimiento Popular Hondureño que resiste. Me refiero concretamente que luego del gran cerco internacional que se le impuso a los golpistas por parte de varios organismos internacionales ( OEA, etc etc), hoy ya se habla de “ negociaciones”.
Lo decíamos en artículos anteriores que el gran zarpazo para abortar el proceso abierto en Honduras era justamente que se lograra una mesa de “negociación” con los golpistas. Esto de hablar ahora de adelantar las elecciones, en realidad lo que esconde sin más trámite es sacar a Zelaya de cualquier posibilidad política, lo que abortaría cualquier idea de cambio hoy en Honduras. Ya CNN, durante todo el día de hoy lanza la campaña a través de sus analistas de esta posibilidad real, como salida “política “a la crisis”.
La resistencia del pueblo hondureño es realmente heroica, pero no por ello deja de ser débil, desde el punto de vista político. La dirección política de la sublevación contra el golpe, no está clara, reina seguramente una gran confusión, en estas horas, porque todo hacía suponer que Zelaya entraría al aeropuerto de Tegucigalpa y no fue así. Esto seguramente afecta el elemento subjetivo de las masas en un momento crucial y potencia la reacción.
Honduras, no es ni Nicaragua, ni El Salvador, me refiero concretamente al fortalecimiento de su movimiento popular, el mismo es frágil producto de su propia historia y sumamente fragmentado, ello sin dudas que no es lo mejor en estas circunstancias. El tiempo cronológico, se transforma en tiempo político, cuantos más tiempo pase en este letargo e incertidumbre, más se afianza la reacción.
Aquí los intereses representados en el COHEP ( Comité Hondureño de la Empresa Privada) y ANDI ( Asociación Nacional de Industriales) promotores del golpe, deberán ser garantizados en los próximos comicios, se adelanten o no. Pero lo que para ellos está claro, es que no se pueden permitir más en Honduras un Presidente que aumente el salario mínimo en un 100%, que denuncie el complot de los medios de comunicación con intereses y presiones a las Instituciones y mucho menos que apruebe un acuerdo con el ALBA.
Por lo tanto si realmente se quiere defender la democracia, Zelaya debe de volver y a los golpistas que les caiga todo el peso de la ley, destituyendo a los mismos.
Cualquier negociación con los golpistas, solo favorecerá a ellos, y cundirá una gran desmoralización en el seno del Movimiento popular que heroicamente resiste, difícilmente de revertir. El tiempo cronológico, hoy es político.
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