jueves, 25 de junio de 2009

Ser usuarios y el problema de la llamada propiedad.

SER O NO SER ES LA CUESTIÓN.

Uno de los aspectos más controversiales del modelo denominado Cooperativismo de Vivienda Autogestionario de “usuarios” es justamente el tema de la adjudicación de la vivienda en carácter de “uso y goce” y no con la tan mentada “escritura” de la llamada “propiedad privada”.

Intentaré en este artículo dar algunos fundamentos de nuestra posición a favor de este tipo de propiedad social.

a) debemos de tener claro que el propio modelo es para los sectores sociales que no tienen capacidad de ahorro es decir las inmensas mayorías de pobres, en todas las escalas de, pobre, súper pobre o repobre como les gusta calificar a los desposeídos a la tecnocracia que los estudia.
b) Partimos de la base que sin financiación estatal es imposible querer resolver un tema de tal magnitud como el de la vivienda y que concebimos a la vivienda como un derecho no como una mercancía.
c) Si la concebimos como derecho humano, decimos que el Estado, debe de generar las herramientas necesarias para poder contar con financiación para satisfacer éste como todos los derechos humanos fundamentales.
d) Nos referimos a financiación y ello debe de partir del conjunto de la sociedad donde el que más tiene pague más ( vía impuesto u otros).Porque de lo contrario los pobres deben de caer en el mercado el cual no ofrece ninguna posibilidad para éstos.
e) La financiación deberá sin dudas subsidiar y la devolución del crédito otorgado debe de devolverse, pero las condiciones que debe de otorgarse (porque hay que ver que estamos satisfaciendo un derecho), deben ser flexibles y a largo plazo

Queda claro entonces que la financiación debe de generarse del conjunto de la sociedad para la inmensa mayoría de la población, que aún no tiene este derecho fundamental.
Un derecho humano debe de usarse, gozarse, no debe de venderse y menos aún cuando el mismo lo podemos lograr a través del esfuerzo del conjunto de la sociedad.
En realidad pocas veces los detractores del derecho de uso y goce, piensan de esta forma y aún pensando desde la perspectiva más liberal se equivocan. Pero ello lo hacen por un problema político, hay que salvaguardar la propiedad de ellos, no es cierto que planteen que la propiedad de la vivienda “para pobres” deba de tener escritura, porque les interese el bienestar de éstos, sino que lo hacen para preservar la base de su sistema de dominación.
Entonces descalifican, aterrorizan ideológicamente diciendo cosas tales, como “ van a trabajar y nunca será de ustedes”, “no la van a poder poner como garantía” y cuando suben las apuestas del terror gritan ¡!!!!!! Comunistas!!!!!!!!.
Todo esto es lo que obviamente con todo el estableshiment y sus generadores de “cultura”, con todos sus medios masivos de comunicación, hacen que la lucha dada por los cooperativistas usuarios se haga cuesta arriba y haga desertar a muchos de esta propuesta.
Pero la vida y el sentido común son más inteligentes, debemos de dar este debate abiertamente para clarificar en realidad, qué es lo que se esconde en esta ofensiva contra nuestro modelo.
Desde el lado de los cooperativistas, es decir de aquellos que forjamos el modelo autogestionario, no podemos pretender negociar el derecho, es decir debemos de ser consecuentes. Reclamamos, proponemos y luchamos por la conquista de ese derecho, el de la vivienda, no queremos luego de satisfacer esa necesidad, entrar en la trampa del mercado y marearnos con la llamada propiedad.
Queremos usar y gozar ese derecho por toda la vida.
Deseamos que se contemple que nuestros hijos heredarán solamente nuestro esfuerzo.
Si nos vamos por distintos motivos de la Cooperativa, ella nos entregará lo trabajado y lo pago hasta el momento, no queremos ponerle un cartel a la vivienda que diga “se vende”.
Queremos que las hermanas y hermanos que componen nuestra Cooperativa tengan el derecho de poder elegir quien será el futuro vecino, asegurando de esta forma la seguridad social de la comunidad que juntos construimos, queremos ejercer el verdadero control social en forma colectiva.
Las reuniones, los miles de trámites, la lucha en definitiva, que hizo posible satisfacer nuestro derecho, no tiene precio en el mercado, no estamos dispuestos a considerarlo una mercancía más.
A los pobres de todos nuestros países la historia les demostró la gran mentira de la denominada “propiedad” una y mil veces la gente se ve obligada a vender la vivienda acuciada por distintas situaciones de carácter económica, donde en realidad se termina mal vendiendo o hipotecando y perdiéndola, volviendo de esta forma nuevamente a engrosas las largas filas del déficit habitacional.
¿ Es justo que el conjunto de la sociedad deba de gastar nuevamente en la misma familia , que por lo antes dicho pierde la vivienda ya financiada?????????.
La contestación de esta interrogante que es tan obvia, es lo que les cuesta entender a los defensores de la “santa propiedad privada”.
Este tema encuentra los mayores prejuicios no precisamente en los compañeros y compañeras que tienen la necesidad de la vivienda, sino en aquellos que se niegan a profundizar en el debate y toman el atajo de lo que rápidamente y supuestamente la gente entiende, esto no es así.
La gente entiende todo, si se le explica, si se le brinda la posibilidad de escuchar sin prejuicios la racionalidad de nuestros planteos.
Para terminar recuerdo una rica experiencia vivida con una compañera cooperativista Nicaraguense. El grupo estaba muy mal de ánimo porque muchas socias se habían retirado de la Cooperativa cuando ésta estaba terminando su trámite. En determinado momento de la asamblea, la cra pidió la palabra y dijo “no nos hagamos problema, se fueron los buenos, ya llegarán los mejores”. Una vez más aprendí de la sabiduría popular.
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