domingo, 3 de mayo de 2015

Agricultura orgánica en la ciudad.

AGRICULTURA ORGÁNICA EN LA CIUDAD. Sí Gustavo ya viejos, estamos aprendiendo a no comer veneno, de las comidas chatarras que le dicen…. Todo esto lo hicimos nosotras y nosotros, algunos, la mayoría luego de años volvemos a la tierra…….. El esfuerzo está valiendo la pena, estamos aprendiendo mucho, hoy queremos más a la tierra y ya entendemos de transgénicos……. Queremos impulsar la soberanía alimentaria…….. Cada uno además de venir organizadamente a cuidar el huerto, ya plantamos en nuestras viviendas, por chiquito que sea el espacio, aprendimos que se puede……. Estas fueron algunas de las afirmaciones que me fueron dando las compañeras y compañeros cooperativistas del Centro Histórico de San Salvador el sábado 2 de mayo. Con mucha autoridad cada uno de los presentes hablaban como verdaderos agricultores urbanos, con gran orgullo, cada plantita sembrada en el huerto tenía su historia contada por las y los compañeros. En pleno centro histórico, donde el ruido de los buses es ensordecedor, donde la gente conforma el gran “hormiguero” urbano, allí 10 Cooperativas están en este esfuerzo, todo por ayuda mutua. Cuentan con un local emblemático del Centro llamado “La décima” hoy una enorme vivienda de chapas, lo que ayer fue seguramente una gran residencia y que luego se transformó en mesón. Quienes allí vivían ya construyeron su cooperativa y se trasladaron, pero mantienen La Décima como centro de reuniones, y ahora como huerto orgánico, todo organizado por ellas y ellos. Remolacha, apio , en fin de todo está allí plantado, la idea es extender esta experiencia a todas las Cooperativas, entendiendo cada día más aquello que dice una de las estrofas de la canción de FUCVAM ( Uruguay) “la vivienda es el principio y no el final”. Los hermanos salvadoreños sí que lo entendieron, esta experiencia lo demuestra. Con el apoyo de Carmen, Vilma, Natalia profesionales de FUNDASAL y la fuerza de FESCOVAM junto a la asesoría de un técnico agrónomo, quizás en poco tiempo la experiencia se extienda por la región Centroamericana. Siempre cargar mi mochila, con algún sueño más, nos ayuda a seguir alimentando la esperanza, detrás de la utopía. Convencido que sí se puede. Antes de irme de “La Décima” mi paladar y mi estómago estuvieron de fiesta, una rica ensalada y un mejor chimol, con verduras del huerto, fue compartida por el grupo. Relato Gustavo. 3/5/15.

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