El tema de la vivienda sigue estando en el “debe” de los gobiernos de America Latina, más allá de discursos la realidad está demostrando que aún con los cambios de los gobiernos, es decir con la llegada de los gobiernos Progresistas, aún estamos muy lejos de comenzar a ver el tema con una óptica que no sea neoliberal.
Tanto la Banca como las distintas Cámaras de la Construcción (empresariales) siguen marcando con el concurso de los organismos multilaterales, la tónica de las políticas de vivienda de la inmensa mayoría de nuestros países.
Paralelamente a esta realidad objetiva, también es cierto que hoy como nunca existe en el Continente una importante maduración de los Movimientos Urbanos Populares.
Los mismos en su inmensa mayoría han colocado a la vivienda como un derecho y no como una mercancía. Este es el gran debate a dar en la actual coyuntura. Se trata de que los presupuestos nacionales tengan afectado el mismo para la vivienda, se debe de atacar decididamente el problema del latifundio urbano.
Sin financiamiento y sin una política de suelo la lucha no ataca los verdaderos ejes del problema. Pienso que se está en un periodo como decía de maduración importante de los Movimientos Urbanos, los mismos deberán cada vez más unir esfuerzos y propuestas en este sentido. Para ello debemos de tener absoluta claridad en que la batalla es política, es de intereses. Las organizaciones Sociales deben de mostrar un camino claro en cuanto a los temas centrales a conquistar.
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