sábado, 14 de noviembre de 2015

Del Orden al Desorden y los desordenados ( refugiados)

LLEGAR DEL ORDEN AL DESORDEN Y LOS DESORDENADOS Efectivamente hace una semana estaba en el reino del orden, Suiza, Francia y su máxima expresión Suecia. Ya volví al desorden. En el orden, está todo calculado, o casi todo. En el desorden nunca puedes calcular lo que puede suceder. En el orden los árboles de las ciudades están cortados prolijamente. En el desorden los árboles crecen para donde se les diera la gana. En el orden, las frutas las venden con toda pulcritud en almacenes muy bien montadas En el desorden, te gritan ¡mango, piña agua helada!!!! En el orden el frío es muy intenso En el desorden el calor es agotador. Ayer haciendo carretera desde San Salvador a Managua, disfruté del desorden nuevamente, porque este paisaje urbano o rural así lo exige. Los volcanes con sus fumarolas , por ejemplo el Momotombo, que con sus bocanadas, te recuerda- pasa tranquilo hoy solo fumo, mañana o dentro de un rato quizás me enojo-. El ganado, pasa y se integra a la carretera como si tal cosa, la vaca te mira con su tranquilidad pasmosa. Pero ayer viví una batalla taurina, de esas que asustan. Veníamos en la camioneta con Ramón y dos toros a las cornadas delante nuestro, ambos cruzaban la carretera y ni Cristo se animaba a pasar por un lado o por el otro. Retrocedíamos despacio, con temor, hasta que se cansaron de pelear y salieron corriendo pasando a unos pocos centímetros del vehículo ¡!!!UFFFF! nos volvió el alma al cuerpo como decía la abuela. Al pasar un niño gritaba gol jugando solo y levantaba sus brazos al cielo, pero seguramente en su imaginario estaba un estadio repleto de gente aplaudiendo y gritando su gol. Seguramente piensa en el futuro ser Messí o Suárez y así salir de la pobreza. Como verán volví al desorden, a ese que nos hace poner cada poco tiempo la adrenalina a mil. Pero es parte de este Continente, nuestra América desnuda y perversa por momentos. Pero a la vez tan linda y querida. Además detrás mío , allá en el orden, quedaron miles de desordenados que escapando de sus tierras, cargaron su pobreza al hombro y están golpeando en las puertas del orden. Porque fue el orden el que en realidad, con bombas les desordenó sus vidas. O sea que los desordenados y los pobres no lo son porque lo quieran, sino que los desordenan los del orden y los empobrecen los del poder. Ahora los del orden se las tendrán que ver, cómo hacen para ordenar a tantos desordenados que huyen de las guerras del orden. Relato Gustavo Noviembre 2915.

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