La cooperativa de vivienda:
un espacio educativo por excelencia.
El elemento central del proceso educativo del cooperativismo de vivienda por ayuda mutua es la autogestión. Una comunidad autogestionada implica que sus integrantes tienen el control absoluto de la empresa.
Alcanzar la autogestión comprende un proceso de aprendizaje permanente, innovador y de transformación de las personas que se encuentran tomando parte en el proceso.
La necesidad de vivienda.
La gente se nuclea en la cooperativa por una necesidad concreta como lo es la vivienda. Esto significa que no tenemos ante nosotros a cooperativistas, sino gente necesitada de vivienda. Y punto.
Entender esta circunstancia, implica tener clara conciencia de que en un primer momento la gente quiere saber si efectivamente a través del instrumento cooperativo que aún no conocen pueden satisfacer la necesidad que los nuclea.
Las etapas del proceso.
Como todo proceso, tiene diferentes etapas que incluyen contenidos específicos en cada una.
1. Sensibilización e información.
Llamaremos a la primera etapa de sensibilización en información. En ella, debemos tener claridad y jamás generar falsas expectativas. Hay que plantear que se trata de un proceso que insume su tiempo y no debe afrontarse con urgencias. Esto permitirá que quienes asuman la propuesta sabrán dotarse de paciencia y por ende no serán presas de la ansiedad. Debemos demostrar que es la capacitación la que nos permitirá realmente constituirnos como cooperativa.
1.1. El problema de la vivienda en el país.
Deberemos dar una correcta información acerca de las dificultades
de acceso que tienen los sectores populares, para la obtención de una vivienda digna. Esto nos permitirá señalar los problemas esenciales a los que se enfrentará el grupo. Este es el puntapié inicial de la etapa de sensibilización, para el que se necesita contar con un estudio preciso sobre la situación habitacional del país.
1.2. El promotor del IAT presenta la propuesta.
El promotor social del Instituto de Asistencia Técnica (IAT), ofrece una propuesta donde se deben demostrar las características fundamentales del modelo, cuáles son sus bondades y cuáles las etapas que deberán cumplirse para el desarrollo del modelo. Aquí estaremos siendo testigos seguramente, del primer desprendimiento del grupo. Habrá quienes se queden y quienes se vayan. Esto es absolutamente natural. Debemos recordar que la propuesta ofrecida no resuelve a corto plazo, por lo tanto es lógico que mucha gente no opte por la propuesta en esta instancia. Será el primer filtro del grupo, pero no nos debemos llevar a engaños, los que se quedan no quiere decir que estén absolutamente convencidos aún. Es todavía un grupo en formación y como tal sufrirá nuevos desprendimientos. Recién a medida que se profundice el conocimiento de la propuesta, es que se irá consolidando el grupo de los que estén convencidos.
Aquí, el promotor social debe a través de la motivación, estimular en forma permanente al grupo. De ninguna manera se puede pasar a la obtención de la personería jurídica sin definir con claridad los que serán los integrantes del grupo pre-cooperativo.
2. Conformación del grupo pre-cooperativo.
En esta etapa se comienza con la presentación formal del rol que desarrollará el IAT que asesorando a los pobladores, constituye el otro componente esencial del modelo.
Recién en esta instancia se presentarán los distintos integrantes del equipo. El proceso integrará así nuevos actores, con lo cual el grupo identificará al IAT con una diversidad de personas y no sólo con el promotor social. Esto no significa que todos los integrantes del equipo ya se incorporen a las tareas de campo.
2.1. Consolidación del grupo.
Se comenzará con la tarea de capacitación en diversos temas acerca de principios y valores constitutivos del cooperativismo, su historia, así como compromiso e identidad del grupo. Asimismo, se trabajarán en forma previa al trámite de la personería jurídica, los estatutos que regirán la vida orgánica de la cooperativa. Ello implicará llevar al grupo a un conocimiento real acerca de su funcionamiento. Allí se integrará el asesor legal como capacitador.
2.2. El carácter de usuario.
El promotor social, por su parte, trabajará paralelamente el carácter de usuario de los socios. En este tema estamos frente al eje central del modelo.
Por consiguiente, debemos desarrollar un planteo altamente pedagógico para la mayor comprensión del mismo.
Este es un segundo filtro donde el “propietarismo” puede generar nuevos desprendimientos, lo cual lejos de debilitar al grupo, irá consolidándolo.
Esto se fundamenta en que romper la barrera de la propiedad privada e ir a la propiedad social es un salto en calidad socio-política del grupo sustancial.
2.3. Disciplinar y organizar.
Aquí prepararemos al grupo para sus primeros contactos con terceros, y, por ende, el comenzar a disciplinar el funcionamiento del mismo revista particular importancia. Daremos lugar al nombramiento de lo que llamaremos un equipo impulsor que tendrá como tarea central iniciar los trámites de la personería jurídica. Obviamente, a partir de esto, se irán delineando los primeros liderazgos.
Hasta el momento, el grupo se maneja desde su inicio con el funcionamiento de la Asamblea, es momento de reglamentar la misma, lo que permitirá un mayor ordenamiento de la actividad en el órgano máximo de la cooperativa.
3. Obtención de la personería jurídica.
Esta etapa debe ser vivida como un triunfo del grupo. La cooperativa ya tendrá nombre y apellido legal. Esto implicará el nombramiento de las autoridades legales de la cooperativa, lo que objetivamente generará un cambio en el funcionamiento del grupo, y como tal, deberá ser atendido.
3.1. Capacitación de los distintos órganos.
Aquí ingresarán los nuevos actores del IAT. El Consejo de Administración y el Comité de Vigilancia, deberán ingresar a las capacitaciones que estarán vinculadas al manejo administrativo-contable de la cooperativa.
Deberá presentarse un plan completo de los primeros pasos, por parte del asesor contable que trabajará conjuntamente al promotor en las primeras capacitaciones.
3.2. Búsqueda del terreno.
Antes de que el Consejo de Administración se aboque a la búsqueda del terreno, deberán contar con el asesoramiento técnico indispensable que oriente sobre las condiciones que deberá reunir el mismo. Esto implica la introducción del arquitecto al grupo para asesorar al respecto.
3.3. Ajuste del funcionamiento pleno de los órganos.
El promotor en esta etapa, deberá generar las articulaciones necesarias para el preciso funcionamiento de días y horas de reunión de cada órgano. Esta es la etapa previa que permitirá la planificación de la empresa cooperativa como un todo.
Los distintos talleres deberán dar los instrumentos técnicos necesarios para que los órganos de dirección puedan presentar a la Asamblea, el plan de actividades a ser aprobado por ésta.
El cumplimiento correcto de las etapas anteriormente detalladas, permitirá poder transitar a la etapa de Diseño y pre-obra. El IAT durante todo este proceso, en el cual sus distintos integrantes han ido incorporándose gradualmente, deberá evaluar en forma conjunta y permanente la evolución que el grupo de pobladores va teniendo. Debemos entender que en esta etapa es el promotor social el hilo conductor de las tareas que se van emprendiendo.
4. Pre-obra, (obtenido el terreno).
Esta etapa implica el entrenamiento necesario que nos permitirá poner en práctica, con eficacia, la empresa cooperativa como constructora. Es una etapa compleja, en la cual se incorporarán a la vida orgánica de la cooperativa, las nuevas comisiones que serán la columna vertebral de la obra.
Nos referimos concretamente a la Comisión de Obra, Comité de trabajo y Comisión de compras. Por lo tanto, las capacitaciones se focalizarán fundamentalmente a partir de esta etapa, a las mencionadas comisiones, adquiriendo particular relevancia el rol del arquitecto y el promotor social.
La cooperativa debe hacer pre-obra como un ensayo general a lo que vendrá después, la obra.
4.1. Para la pre-obra, pre-finanzas.
Antes de comenzar el trabajo, son varias las tareas que se deben cumplir. Aquí la cooperativa deberá trabajar fundamentalmente un plan de obtención de recursos económicos, de lo contrario, no será posible la pre-obra. Tengamos en cuenta que ésta última no está comprendida en el financiamiento de la obra.
4.2. Antes de la pre-obra, el diseño.
Nos referimos concretamente al diseño de toda la obra, que se logrará con las capacitaciones que brinden los elementos imprescindibles a ser tenidos en cuenta para poder lograrlo.
4.3. Reglamento de Ayuda mutua.
Si definimos a la pre-obra como el ensayo general, es menester reglamentar la organización de la ayuda mutua en esta etapa porque aquí se podrán hacer los ajustes y cambios necesarios, no después.
4.4. Plan de financiamiento general.
Aprobado el diseño por el conjunto de la cooperativa y ajustados los costos, el Consejo de Administración en ese período se abocará a la búsqueda de financiación. Recién cuando se tenga fecha exacta de la obtención del préstamo en sí para la obra, podremos determinar con precisión, el inicio de la pre-obra.
En este sentido, el IAT debe ser muy claro respecto a los riesgos que se pueden correr dando comienzo a la pre-obra sin la debida preparación.
El arquitecto deberá esclarecer los objetivos de esta etapa, para poder determinar qué tipo de actividades será más provechoso desarrollar.
El “para qué” de la pre-obra gira en torno a dos objetivos fundamentales:
- Poner a punto todos los aspectos de la organización cooperativa para la obra.
- Obtener un avance que permita iniciar la obra con un cierto capital mediante la cuota “0”.
La pre-obra se hace exclusivamente con los recursos que la cooperativa pudo ahorrar, y entonces es fundamental obtener el mayor rendimiento posible del dinero aportado por los cooperativistas.
Reiteramos que es fundamental definir con claridad lo que va a comprender la pre-obra, siendo esto realizable y con un período de tiempo delimitado con precisión. Los apresuramientos en esta etapa pueden ser dramáticos.
Gustavo González
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