martes, 24 de marzo de 2015

Bolivia : Que vivan todas las Floras del mundo!!!!!

HISTORIA DE VIDA FLORA CRUZ CHOQUE - COOPERATIVA DE VIVIENDA VIRGEN DEL ROSARIO – COVIVIR. BOLIVIA Una historia de vida que conmueve, que nos impulsa hacia adelante con más fuerzas. Porque si Flora pudo, todos podremos. Flora es una más de las tantas mujeres que la historia las deja en el anonimato, nosotros no debemos permitirlo. Abrazos Gustavo. Flora Cruz Choque es oriunda de la ciudad de La Paz, de la provincia Inquisivi, nació en noviembre de 1963, su papá era Felipe Cruz y su mamá se llama Damiana Choque, ambos naturales del mismo departamento. Flora es la hermana mayor de 5 hermanos. Su infancia transcurrió en el pueblo de Huertopata cerca de Quime, segunda sección de la provincia Inquisivi. Por motivos de trabajo familiar, basado en la actividad agrícola, sólo estudió hasta el cuarto grado de primaria en una escuela de su comunidad. Su juventud también transcurrió en el mismo pueblo, donde además de trabajar en la agricultura, posteriormente trabajó en la mina Chambilaya realizando trabajos de deslave del mineral. A sus 21 se casó con Félix Facio Colque, con quien formó una familia y entre ambos retomaron la actividad agrícola. El año 1991 aproximadamente, y después de ver que el trabajo en el campo ya no abastecía a las necesidades de la familia, decidieron trasladarse al departamento de Cochabamba, al municipio de Vinto. En ese entonces ella contaba con 28 años de edad y tenía 3 hijos. Este cambio de residencia a Cochabamba en busca de mejores condiciones de vida para toda su familia tuvo sucesos buenos y malos, ya que Flora y su familia debían adaptarse a otro clima, a otra cultura y sobretodo aprender el idioma quechua pues sólo hablaban aymara y castellano, además de establecer relaciones con nuevas personas, como dice Flora “como en todo lado, hay personas buenas y personas malas”. El esposo comenzó a trabajar en una granja avícola y ella trabajó de vendedora ambulante de bolsas plásticas y otros. Al pasar el tiempo la familia creció a un total de 6 hijos, 5 mujeres y 1 varón (Rebeca, Imer, Lisbeth, Sara, Daniela y Katerine), esta situación obligó a Flora a ingresar a trabajar en la granja avícola para asegurar un ingreso mensual mayor para la familia. El año 2003, aproximadamente, a partir de una conversación con una amiga en la escuela de sus hijos, se enteró de que se estaba formando una cooperativa de vivienda por ayuda mutua, denominada Virgen del Rosario (COVIVIR), ella se interesó y trató de conocer más sobre la cooperativa asistiendo a las reuniones de la misma. Flora recuerda que entregó su solicitud de ingreso y una vez aceptada participó de las reuniones y de todas las actividades que programaban. Según señala Flora, “al principio había mucha gente que quería una casa, pero cuando se enteraban de que hay que trabajar, de que hay que buscar créditos se iban, muchos pensaban de que nos regalarían las casas… durante varios años nos reunimos, pero el grupo no era estable había momentos donde asistían más de ochenta personas y había momentos donde sólo asistíamos unos treinta”, “Cuando hicimos nuestros papeles para tener la personería jurídica llegamos a ser 22 socios fundadores”. El año 2005, por motivos de trabajo, Flora y su familia se trasladaron a Sacaba ya que la granja donde trabajaba junto a su esposo se trasladó a ese municipio. Esta situación hizo que la familia se separe, ya que las hijas que estaban estudiando y trabajando en el municipio de Vinto no podían mudarse junto a ellos. Desde ese entonces, por las limitaciones impuestas por la distancia, solicitó a la cooperativa COVIVIR autorización para que en algunas reuniones la representen sus hijas mayores. Posteriormente, como es usual en las cooperativas, ella ocupó algunos cargos directivos, inicialmente fue elegida para la Comisión de Bienestar y Previsión Social y después como Secretaria de Actas del Consejo de Administración, ambos cargos fueron cumplidos de acuerdo a sus posibilidades y siempre con la ayuda y colaboración de sus hijas, quienes la acompañaban a las reuniones. El año 2012, justo cuando la cooperativa encaraba la etapa más importante, la de obra, fue elegida como presidenta del Consejo de Administración, como ella señala “fue de mucha responsabilidad ya que debía trabajar en la granja en Sacaba, tenía que atender a mis dos hijas menores y cumplir al mismo tiempo con todas las obligaciones del cargo de presidenta de la cooperativa, había que asistir a reuniones, acompañar las compras de obra junto a la tesorera, estar presente en las reuniones de obra y sobretodo debía cumplir con las horas ayuda mutua”. Flora para cumplir con las tareas de la cooperativa y realizar sus horas ayuda mutua, debía recorrer 41.5 Km. dos o tres veces a la semana desde el municipio de Sacaba al municipio de Sipe Sipe. Compartió el trabajo de obra con su esposo, sus hijas e hijo, ya que estaban conscientes de que era la única forma de lograr una vivienda para toda la familia. “Fue muy duro esta etapa, no sabía a cuál atender, mi casa mi trabajo y la cooperativa, deje de trabajar un tiempo en la granja, pero igual el tiempo era corto, muchas veces habían reuniones de emergencia y me quedaba hasta tarde en la cooperativa y como ya no encontraba movilidad de retorno a Sacaba, debía quedarme en el cuarto de mi hija … pero todo esto lo hice pensando en que ya no quería seguir viviendo en alquiler en cuartos pequeños donde debes estar pensando siempre si la dueña se va enojar, si usas mucha agua o si tus hijos están metiendo bulla, en la granja nos dieron un cuarto grande pero igual no vivíamos con comodidad, todos estábamos en un sólo cuarto”. Flora logró junto a sus once compañeras, y con el apoyo de todos, realizar todas las gestiones para la compra de terreno, la construcción del salón comunal y las viviendas, hoy por hoy ella vive junto a su familia en una de ellas, donde puede finalmente vivir bien. Flora señala “Ahora vivo mejor, antes como vivía en alquiler estaba preocupada, porque en alquiler teníamos que entrar con permiso a la casa, ahora a cualquier hora llego, nadie me dice nada, tampoco a mis hijas. Ahora ya hay cancha en la cooperativa, mis hijas hasta tarde juegan nomas. Ahora todo tenemos, todo depende de nosotros, ya no es como vivir en alquiler”. Actualmente Flora continúa como presidenta de su cooperativa, siendo además delegada de la misma al Directorio del Comité Articulador de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua – CACVAM y ha culminado recientemente la Escuela Latinoamericana de Formación Integral de Mujeres Cooperativistas. Relato Gustavo.

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