miércoles, 14 de abril de 2010

La Crisis que no para.

Publicado en el Diario La República de uruguay editorial 14 de abril
La gran crisis en la que se encuentra el sistema capitalista no tiene los espacios mediáticos que deberían de informar, con claridad, acerca del tema. Esto no es casualidad. Tiene toda la intención de ocultar el brutal descalabro, económico y financiero, en la cual está sumido el sistema.
Por un lado, debemos tener claro que luego de escuchar durante años: que el Estado debía desembarazarse de los problemas nacionales agudos y dejar que el “mercado todo lo regulara”, cambió radicalmente cuando la crisis llegó a las puertas del gran capital y, además, el epicentro del terremoto financiero se desató en el propio Estados Unidos.
En ese mismo instante, el Estado tuvo que salir en forma inmediata al rescate de las grandes empresas y, fundamentalmente, de la crisis de la banca internacional.
Sin más trámite, y sin problema, las arcas del Estado salieron al rescate y golpearon fuertemente a todas y todos los contribuyentes. Es decir que la deuda privada la trasladaron al conjunto de la población.
Fue y es de tal magnitud la crisis, que ni toda la campaña montada de la “Obamamanía” puede ya contener la realidad. Hoy los economistas gringos quieren pasar el impacto de la crisis y culpabilizar a la “deslealtad de China”.
En realidad, esta es una gran falacia, ya que si hablamos de China, debemos de plantear con claridad que no estamos hablando de una China comunista, como en los tiempos de Mao. Ahora estamos hablando de la culminación del proceso comenzado por Deng Xiaoping , el cual comienza un camino sin retorno a la transformación capitalista de China. El país más desigual de Asia , reyes de la desregulación laboral, con salarios altamente deprimidos del conjunto de sus trabajadores. En realidad, en China con la confabulación de la burocracia estatal, operan libremente los capitales de las multinacionales más importantes del mundo. Los cuales tienen como objetivo central ganar todos los mercados posibles. Por lo tanto, los intereses transnacionales han decidido que China ofrece mejores posibilidades para su desarrollo.
Los gringos tienen la crisis anunciada de un sistema irracional como el capitalista. De allí su desesperación por controlar su eterno patio trasero, nuestro Continente. Es por ello, que su ofensiva nuevamente apunta a todo lo que pueda frenar el desarrollo de su política en cualquiera de los países de nuestra América y profundizará la gestación de una fuerte derechización en todos nuestros países.
Por otra parte, en Europa, se vive en varios países una crisis sin precedentes destacándose en particular Grecia. Pero hacen fila en la caída de sus economías también varios países europeos más, España, Italia e Irlanda por nombrar algunos.
En este análisis, hay que reparar en particular en las masivas luchas que están dando los trabajadores griegos contra el paquete que el gobierno “socialista” descarga sobre la clase obrera.
Dos sectores son los más afectados en Europa: los trabajadores públicos y los jubilados. La gran mayoría de los países de la Unión Europea, exigen ajustes a sus gobiernos donde se pone de manifiesto dos medidas claves. Por un lado, el despido y rebaja salarial de los trabajadores públicos, y por otro, el aumento de los años límites de la jubilación porque la previsión social estatal es insoportable frente a la crisis. La ilusión europea con su moneda fuerte “el euro” se cae a pedazos a diario. Pero Europa tiene, en su gran mayoría, una clase obrera aún estructurada y que logró a lo largo de los años un nivel de vida para los trabajadores que los mismos no desean perder. Por ello, están dando la lucha en todos los países, y en la mayoría de los casos, a pesar de la burocracia sindical que intenta por todos los medios frenar las luchas en curso. Todo este escenario pone de manifiesto que la crisis lejos de pasar se agrava, y sin dudas, traerá consecuencias políticas a corto plazo. Hablar de posibilidades de salidas nacionales es absolutamente irreal. Hoy, más que nunca, hay dos cuestiones centrales frente a la crisis. Nuevamente la clase obrera entrará en escena dando la lucha por sus reclamos más inmediatos y para frenar la ofensiva del gran capital, que como león herido, se defenderá y descargará sobre los trabajadores. En este marco entonces, la solidaridad internacional desde el Movimiento popular con todas las luchas contra esta ofensiva revisten un carácter político trascendental. En nuestro Continente en particular, donde el periodo de ofensiva neoliberal logró desestructurar y debilitar las organizaciones genuinas de los trabajadores (sindicato) el devenir histórico hizo que los mismos trabajadores, aún sin fábrica, lograran organizarse y crearon nuevas organizaciones: de desocupados, territoriales, de vivienda, contra las privatizaciones, barriales etc. Se trata de generar la unidad para la acción viendo más allá de las luchas corporativas, colocándose a la cabeza de la real lucha contra la crisis que hay que dar.
Pero para ello, hay que atreverse nuevamente a hablar de política y desde la perspectiva del campo popular.
Gustavo González

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