La preocupación de todas y todos los que algo tuvimos o tenemos que ver con la vivienda, nos obliga a intervenir con un ánimo constructivo, para así sumar a la resolución del problema. En nuestro artículo publicado del 6 de abril nos atrevimos a decir que un elemento central por el que debemos comenzar es por el tema del suelo urbano. La Ministra Graciela Muslera en declaraciones a la prensa en la ciudad de Mercedes planteó acertadamente el rol fundamental de las distintas Intendencias en la creación de Carteras de Tierras. En la actualidad, en el ámbito viviendista de América Latina, se está hablando, profundizando y debatiendo mucho acerca del tema “ciudad”. Desde distintos ángulos se está analizando el tema y en general se coloca como un debate de corte progresista.
Bueno es decirlo que el mismo está muy imbuido de análisis que tiene que ver con netos cortes de carácter fundamentalmente académico, falto de profundidad, y en la mayoría de los casos no contemplan la visión de los sectores populares al respecto.
Me preocupa que hablemos de “ciudad inclusiva”, “ciudad democrática”, “ciudad de todas y todos” si no vamos a uno de los ejes centrales que hace a la segregación espacial más brutal de nuestras ciudades, como lo es el problema del suelo urbano.
Allí está el problema central, si no atacamos este tema, lo demás que se hable de la ciudad no son más que ilusiones inalcanzables y podemos caer en el error de llevar a dar una batalla sin ninguna perspectiva real de triunfo.
Los barrios de nuestras ciudades, están formados por el precio del suelo, porque éste se coloca como mercancía y no como un derecho fundamental de todos los terrícolas.
Por lo tanto, la Recoleta o Palermo en Buenos Aires, Carrasco en Montevideo, es decir los barrios, tienen que ver con el tema del suelo urbano y su precio
Por lo tanto es inviable pensar en una “ciudad democrática” si no existe una lucha fundamental por el acceso al suelo como bien de uso y no de cambio.
Y más me preocupa cuando las Naciones Unidas en el Foro Urbano Mundial ( realizado en Rio de Janeiro el pasado mes de marzo) colocan como tema central el llamado “derecho a la ciudad”. Por suerte en el mismo se encontraba la Arq. Raquel Rolnik, Relatora de Naciones Unidas en lo que tiene que ver al derecho a la vivienda y alertó sobre los peligros que encierran hablar del “derecho a la ciudad” en forma abstracta y al margen del problema del suelo y su uso.
Justamente debemos reflexionar y ser muy claros que el llamado “derecho a la ciudad” que no es nuevo, fue precisamente Henry Lefebvre ( sociólogo marxista francés) quien colocó en el debate el tema ya a fines de la década del 60.
Hoy hablar del tema de la ciudad sin hablar del tema suelo urbano, no resiste ningún análisis que tenga una salida positiva al problema.
Nuestra ciudad por ejemplo está claramente dividida por la llamada Avenida Italia, una cosa es Montevideo de Avenida Italia hacia el mar y otra muy distinta es hacia el otro lado del mar, esto cualquier montevideano lo puede observar con mucha claridad.
Muy bien es sobre eso que hay que reflexionar, y tener en cuenta que el desarrollo de las ciudades está en función de los denominados nodos financieros, las ciudades cada día se ven más segmentadas, según cuánto tengas para poder comprar el terreno , será la zona que te permiten habitar.
En función de esto es que me parece muy importante comenzar sin vueltas por el primer problema que es suelo urbano, para ello hay acciones que se pueden poner en práctica en nuestro país. Los Movimientos Sociales urbanos latinoamericanos ya han avanzado en acuerdos y propuestas claves para el problema.
Del último Encuentro realizado en San Salvador en noviembre del 2008, con la participación de más de veinte organizaciones populares urbanas, se formularon algunas sugerencias que a continuación paso a enumerar sucintamente:
- Incluir, en la planificación del desarrollo urbano, criterios para la transformación en urbana de tierra rural no utilizada como tal, en acuerdo con las políticas productivas y el mejoramiento de los servicios correspondientes, en especial el transporte.
- Aceptar el pago de deudas con el Estado mediante dación de inmuebles al Banco de Inmuebles, con el correspondiente control social, para destinarlos a programas de Hábitat popular.
- Traspasar los inmuebles estatales ociosos a la cartera de Tierras, para su utilización en programas de hábitat popular.
- Aplicar políticas tributarias fuertes, como el pago de impuestos progresivos, que desestimulen el abandono de tierras y edificios y que eviten su vacancia; este recurso debe destinarse específicamente a la vivienda u otras obras de interés social.
- Transferir al dominio del Estado, sin indemnización, e incorporar a la cartera de Tierras, los inmuebles privados que no registren uso alguno o carezcan del mantenimiento imprescindible durante un cierto lapso, determinado de acuerdo a la realidad de cada país.
- Implementar procedimientos judiciales de muy corto plazo para acelerar la adquisición del dominio de inmuebles por parte del Estado y de organizaciones sociales (expropiaciones, prescripciones), para usarlos en programas de hábitat popular.
- Establecer en cinco años el plazo para prescribir la propiedad por el que la posee con fines habitacionales en forma pacífica, pública e ininterrumpida, y desburocratizar los procedimientos correspondientes.
- En los casos de compra o expropiación de tierras por el Estado, efectuar el pago en forma diferida y contemplando solamente el valor catastral, excepto en el caso de propietarios de bajos recursos económicos.
- Destinar, en todos los nuevos emprendimientos de vivienda y terrenos urbanizados, un área porcentual obligatoria de suelo adecuado como reserva para vivienda social.
- Reconocer la posesión legítima del suelo como requisito suficiente para la obtención de créditos destinados al mejoramiento habitacional
- Establecer leyes y programas de regularización dominial y urbanística de los asentamientos populares informales y garantizar la regularización gratuita de éstos, priorizando las formas colectivas de propiedad y el mejoramiento y la integración a la ciudad.
Comenzar por darle trámite a las propuestas de las organizaciones sociales de la vivienda sería un extraordinario comienzo para un Plan de Vivienda que efectivamente caracterice a la vivienda como derecho y no como mercancía.
Gustavo González
Publicado el 22 de abril en editorial del diario La República de Uruguay
jueves, 22 de abril de 2010
jueves, 15 de abril de 2010
Los Megaproyectos y los pobres
Precisamente el pasado mes de marzo en el marco del Foro Urbano Mundial participé de un panel donde el tema que se trataba era “las consecuencias de los megaproyectos”
Sabido es que en Brasil se desarrollarán las próximas Olimpíadas deportivas y también la próxima Copa del Mundo de fútbol.
Y desde ya se sabe que este tema generará la expulsión de miles de personas que viven en Rio de Janeiro , por realizarse las obras de un gran estadio deportivo en el preciso lugar donde hoy estas familias habitan.
Esto no será nuevo ya que este tipo de construcciones en las ciudades siempre generan este tipo de consecuencias para los más pobres.
Los argumentos vertidos por los defensores de este tipo de proyectos se basan fundamentalmente en que se trata “del desarrollo” al cual no se le puede enfrentar”, “que será una fuerte inversión”, “que generará mucho trabajo” etc etc.
En realidad la gran mayoría de estas obras las realizan multinacionales de la construcción, poco y nada deja a la industria nacional, muchas de ellas además traen mucha mano de obra extranjera y poca nacional. Pero aún si efectivamente se tratara de supuestamente algo positivo, para el país, somos de los que pensamos que jamás el supuesto desarrollo debe de generar consecuencias catastróficas para los más humildes de la población. Desde ya no solamente los movimientos Sociales brasileros deben de oponerse y generar mucha difusión del tema, sino que todas y todos debemos de contribuír a que no se lleve adelante este atropello.
Sabido es que en Brasil se desarrollarán las próximas Olimpíadas deportivas y también la próxima Copa del Mundo de fútbol.
Y desde ya se sabe que este tema generará la expulsión de miles de personas que viven en Rio de Janeiro , por realizarse las obras de un gran estadio deportivo en el preciso lugar donde hoy estas familias habitan.
Esto no será nuevo ya que este tipo de construcciones en las ciudades siempre generan este tipo de consecuencias para los más pobres.
Los argumentos vertidos por los defensores de este tipo de proyectos se basan fundamentalmente en que se trata “del desarrollo” al cual no se le puede enfrentar”, “que será una fuerte inversión”, “que generará mucho trabajo” etc etc.
En realidad la gran mayoría de estas obras las realizan multinacionales de la construcción, poco y nada deja a la industria nacional, muchas de ellas además traen mucha mano de obra extranjera y poca nacional. Pero aún si efectivamente se tratara de supuestamente algo positivo, para el país, somos de los que pensamos que jamás el supuesto desarrollo debe de generar consecuencias catastróficas para los más humildes de la población. Desde ya no solamente los movimientos Sociales brasileros deben de oponerse y generar mucha difusión del tema, sino que todas y todos debemos de contribuír a que no se lleve adelante este atropello.
miércoles, 14 de abril de 2010
La Crisis que no para.
Publicado en el Diario La República de uruguay editorial 14 de abril
La gran crisis en la que se encuentra el sistema capitalista no tiene los espacios mediáticos que deberían de informar, con claridad, acerca del tema. Esto no es casualidad. Tiene toda la intención de ocultar el brutal descalabro, económico y financiero, en la cual está sumido el sistema.
Por un lado, debemos tener claro que luego de escuchar durante años: que el Estado debía desembarazarse de los problemas nacionales agudos y dejar que el “mercado todo lo regulara”, cambió radicalmente cuando la crisis llegó a las puertas del gran capital y, además, el epicentro del terremoto financiero se desató en el propio Estados Unidos.
En ese mismo instante, el Estado tuvo que salir en forma inmediata al rescate de las grandes empresas y, fundamentalmente, de la crisis de la banca internacional.
Sin más trámite, y sin problema, las arcas del Estado salieron al rescate y golpearon fuertemente a todas y todos los contribuyentes. Es decir que la deuda privada la trasladaron al conjunto de la población.
Fue y es de tal magnitud la crisis, que ni toda la campaña montada de la “Obamamanía” puede ya contener la realidad. Hoy los economistas gringos quieren pasar el impacto de la crisis y culpabilizar a la “deslealtad de China”.
En realidad, esta es una gran falacia, ya que si hablamos de China, debemos de plantear con claridad que no estamos hablando de una China comunista, como en los tiempos de Mao. Ahora estamos hablando de la culminación del proceso comenzado por Deng Xiaoping , el cual comienza un camino sin retorno a la transformación capitalista de China. El país más desigual de Asia , reyes de la desregulación laboral, con salarios altamente deprimidos del conjunto de sus trabajadores. En realidad, en China con la confabulación de la burocracia estatal, operan libremente los capitales de las multinacionales más importantes del mundo. Los cuales tienen como objetivo central ganar todos los mercados posibles. Por lo tanto, los intereses transnacionales han decidido que China ofrece mejores posibilidades para su desarrollo.
Los gringos tienen la crisis anunciada de un sistema irracional como el capitalista. De allí su desesperación por controlar su eterno patio trasero, nuestro Continente. Es por ello, que su ofensiva nuevamente apunta a todo lo que pueda frenar el desarrollo de su política en cualquiera de los países de nuestra América y profundizará la gestación de una fuerte derechización en todos nuestros países.
Por otra parte, en Europa, se vive en varios países una crisis sin precedentes destacándose en particular Grecia. Pero hacen fila en la caída de sus economías también varios países europeos más, España, Italia e Irlanda por nombrar algunos.
En este análisis, hay que reparar en particular en las masivas luchas que están dando los trabajadores griegos contra el paquete que el gobierno “socialista” descarga sobre la clase obrera.
Dos sectores son los más afectados en Europa: los trabajadores públicos y los jubilados. La gran mayoría de los países de la Unión Europea, exigen ajustes a sus gobiernos donde se pone de manifiesto dos medidas claves. Por un lado, el despido y rebaja salarial de los trabajadores públicos, y por otro, el aumento de los años límites de la jubilación porque la previsión social estatal es insoportable frente a la crisis. La ilusión europea con su moneda fuerte “el euro” se cae a pedazos a diario. Pero Europa tiene, en su gran mayoría, una clase obrera aún estructurada y que logró a lo largo de los años un nivel de vida para los trabajadores que los mismos no desean perder. Por ello, están dando la lucha en todos los países, y en la mayoría de los casos, a pesar de la burocracia sindical que intenta por todos los medios frenar las luchas en curso. Todo este escenario pone de manifiesto que la crisis lejos de pasar se agrava, y sin dudas, traerá consecuencias políticas a corto plazo. Hablar de posibilidades de salidas nacionales es absolutamente irreal. Hoy, más que nunca, hay dos cuestiones centrales frente a la crisis. Nuevamente la clase obrera entrará en escena dando la lucha por sus reclamos más inmediatos y para frenar la ofensiva del gran capital, que como león herido, se defenderá y descargará sobre los trabajadores. En este marco entonces, la solidaridad internacional desde el Movimiento popular con todas las luchas contra esta ofensiva revisten un carácter político trascendental. En nuestro Continente en particular, donde el periodo de ofensiva neoliberal logró desestructurar y debilitar las organizaciones genuinas de los trabajadores (sindicato) el devenir histórico hizo que los mismos trabajadores, aún sin fábrica, lograran organizarse y crearon nuevas organizaciones: de desocupados, territoriales, de vivienda, contra las privatizaciones, barriales etc. Se trata de generar la unidad para la acción viendo más allá de las luchas corporativas, colocándose a la cabeza de la real lucha contra la crisis que hay que dar.
Pero para ello, hay que atreverse nuevamente a hablar de política y desde la perspectiva del campo popular.
Gustavo González
La gran crisis en la que se encuentra el sistema capitalista no tiene los espacios mediáticos que deberían de informar, con claridad, acerca del tema. Esto no es casualidad. Tiene toda la intención de ocultar el brutal descalabro, económico y financiero, en la cual está sumido el sistema.
Por un lado, debemos tener claro que luego de escuchar durante años: que el Estado debía desembarazarse de los problemas nacionales agudos y dejar que el “mercado todo lo regulara”, cambió radicalmente cuando la crisis llegó a las puertas del gran capital y, además, el epicentro del terremoto financiero se desató en el propio Estados Unidos.
En ese mismo instante, el Estado tuvo que salir en forma inmediata al rescate de las grandes empresas y, fundamentalmente, de la crisis de la banca internacional.
Sin más trámite, y sin problema, las arcas del Estado salieron al rescate y golpearon fuertemente a todas y todos los contribuyentes. Es decir que la deuda privada la trasladaron al conjunto de la población.
Fue y es de tal magnitud la crisis, que ni toda la campaña montada de la “Obamamanía” puede ya contener la realidad. Hoy los economistas gringos quieren pasar el impacto de la crisis y culpabilizar a la “deslealtad de China”.
En realidad, esta es una gran falacia, ya que si hablamos de China, debemos de plantear con claridad que no estamos hablando de una China comunista, como en los tiempos de Mao. Ahora estamos hablando de la culminación del proceso comenzado por Deng Xiaoping , el cual comienza un camino sin retorno a la transformación capitalista de China. El país más desigual de Asia , reyes de la desregulación laboral, con salarios altamente deprimidos del conjunto de sus trabajadores. En realidad, en China con la confabulación de la burocracia estatal, operan libremente los capitales de las multinacionales más importantes del mundo. Los cuales tienen como objetivo central ganar todos los mercados posibles. Por lo tanto, los intereses transnacionales han decidido que China ofrece mejores posibilidades para su desarrollo.
Los gringos tienen la crisis anunciada de un sistema irracional como el capitalista. De allí su desesperación por controlar su eterno patio trasero, nuestro Continente. Es por ello, que su ofensiva nuevamente apunta a todo lo que pueda frenar el desarrollo de su política en cualquiera de los países de nuestra América y profundizará la gestación de una fuerte derechización en todos nuestros países.
Por otra parte, en Europa, se vive en varios países una crisis sin precedentes destacándose en particular Grecia. Pero hacen fila en la caída de sus economías también varios países europeos más, España, Italia e Irlanda por nombrar algunos.
En este análisis, hay que reparar en particular en las masivas luchas que están dando los trabajadores griegos contra el paquete que el gobierno “socialista” descarga sobre la clase obrera.
Dos sectores son los más afectados en Europa: los trabajadores públicos y los jubilados. La gran mayoría de los países de la Unión Europea, exigen ajustes a sus gobiernos donde se pone de manifiesto dos medidas claves. Por un lado, el despido y rebaja salarial de los trabajadores públicos, y por otro, el aumento de los años límites de la jubilación porque la previsión social estatal es insoportable frente a la crisis. La ilusión europea con su moneda fuerte “el euro” se cae a pedazos a diario. Pero Europa tiene, en su gran mayoría, una clase obrera aún estructurada y que logró a lo largo de los años un nivel de vida para los trabajadores que los mismos no desean perder. Por ello, están dando la lucha en todos los países, y en la mayoría de los casos, a pesar de la burocracia sindical que intenta por todos los medios frenar las luchas en curso. Todo este escenario pone de manifiesto que la crisis lejos de pasar se agrava, y sin dudas, traerá consecuencias políticas a corto plazo. Hablar de posibilidades de salidas nacionales es absolutamente irreal. Hoy, más que nunca, hay dos cuestiones centrales frente a la crisis. Nuevamente la clase obrera entrará en escena dando la lucha por sus reclamos más inmediatos y para frenar la ofensiva del gran capital, que como león herido, se defenderá y descargará sobre los trabajadores. En este marco entonces, la solidaridad internacional desde el Movimiento popular con todas las luchas contra esta ofensiva revisten un carácter político trascendental. En nuestro Continente en particular, donde el periodo de ofensiva neoliberal logró desestructurar y debilitar las organizaciones genuinas de los trabajadores (sindicato) el devenir histórico hizo que los mismos trabajadores, aún sin fábrica, lograran organizarse y crearon nuevas organizaciones: de desocupados, territoriales, de vivienda, contra las privatizaciones, barriales etc. Se trata de generar la unidad para la acción viendo más allá de las luchas corporativas, colocándose a la cabeza de la real lucha contra la crisis que hay que dar.
Pero para ello, hay que atreverse nuevamente a hablar de política y desde la perspectiva del campo popular.
Gustavo González
martes, 6 de abril de 2010
El Problema de la Vivienda Uruguay.
El PROBLEMA DE LA VIVIENDA
Cuando un gobierno como el actual de nuestro país coloca como una de las prioridades el problema de la vivienda, todas y todos los que de alguna forma estamos vinculados al tema debemos dar posición, guiados con el mejor ánimo de que toda iniciativa al respecto sea positiva.
Una primera preocupación es que desde distintas tiendas políticas, sociales, académicas se denota un cierto apresuramiento en querer ver resultados inmediatos. Esto en un tema de tal envergadura como el de la vivienda, no es posible y es con este ánimo que me permito dar algunas coordenadas, que a mi juicio se deberían tener en cuenta.
1) No se está hablando de un Plan de Vivienda, la propia Ministra dijo que se trata de un plan de impacto que atienda en forma inmediata los sectores de extrema pobreza de nuestro país. Esto es importante aclararlo una y mil veces, porque de lo contrario a la hora de evaluar, el resultado será negativo.
2) El país necesita un Plan de Vivienda y para ello hay que delimitar un plazo que trasciende un periodo de gobierno. Sin embargo, es clave comenzar desde ya. priorizando lo que efectivamente se pueda hacer en este periodo.
3) Hablar de un Plan de Vivienda sin tener afectado el presupuesto nacional y además carecer de un financiamiento estructural para ello, es no hablar de nada. Este tema es central: el Estado deberá invertir efectivamente en vivienda. Si la vivienda es caracterizada como “derecho” y no como mercancía, el conjunto de la sociedad debe invertir para satisfacer el derecho de los que no puedan acceder a su ejercicio.
4) Debemos comenzar por el tema del suelo urbano, pues sin tierra no hay vivienda y para ello debemos empezar por los terrenos ociosos con los cuales cuenta el Estado ¿Cuánta tierra existe en propiedad de los Ministerios y otros organismos públicos sin ningún tipo de uso? Ni hablemos en este caso de las Fuerzas Armadas por ejemplo.
5) Es fundamental comenzar a densificar las actuales zonas urbanas, allí están los servicios, sobre todo en el área central, no sigamos reproduciendo la pobreza en el cinturón de la ciudad
6) Hay que realizar en forma urgente un catastro y los registros de inmuebles tanto públicos como privados.
7) Aplicar políticas tributarias fuertes, como el pago de impuestos progresivos que desestimulen el abandono de tierras y edificios y que eviten su vacancia.
8) Existen una serie de medidas jurídicas que permiten al Estado contar con un Banco o Cartera de Tierras donde se priorice la vivienda de interés social. Obviamente habrá que tener voluntad política para su implementación, partiendo de la base de que para que los que no tienen, tengan, hay que quitarle a los que efectivamente tienen y mucho.
Se deberán impulsar modelos para vivienda nueva que ya han demostrado ser realmente efectivos. Entre ellos, en los últimos 20 años por distintos sectores políticos, algunos han sido satanizados en nuestro país, me refiero concretamente al Cooperativismo de Vivienda por Ayuda Mutua. Cuando hoy este modelo es impulsado en varios países del continente, nos preguntamos cómo es posible que en nuestro país, donde se creó, no se impulse. No hagamos inventos ni nos dejemos llevar por propuestas de la derecha que no han hecho otra cosa que agredir en forma sistemática a un modelo de auténtica matriz uruguaya, nacida en el seno mismo de sus trabajadores y trabajadoras. Por otra parte, un tema que hay que analizar en profundidad es que hoy estamos como estamos, porque a esos mismos trabajadores se los impulsó a vivir en los llamados asentamientos irregulares, por no tener ninguna posibilidad de acceder al mercado formal de la vivienda. Otro gallo hubiera cantado si se hubiera impulsado con fuerza el Cooperativismo, ya que el trabajador en este sistema pone lo más preciado de su capital: sus brazos, su inteligencia y su capacidad organizativa.
No digo tampoco que esta sea la única salida, pero sin dudas es una muy importante, la empresa privada si quiere trabajar con entrega de viviendas de llave en mano que lo haga para los sectores que tienen efectivamente posibilidades de pago y sin subsidio, no puede el Estado y el conjunto de la sociedad utilizar el subsidio para las arcas de la industria de la construcción. Que inviertan y arriesguen, no que soliciten al Estado, como últimamente lo han hecho, “garantías de pago”. Parece increíble, y sin embargo así lo han solicitado públicamente.
El otro tema que últimamente concentra la atención del conjunto de quienes hablan del tema es el “atacar el problema de los asentamientos”. En este punto debemos ser tremendamente cuidadosos, pues la pobreza no se puede regularizar como lo impulsó y lo impulsan los distintos planes del BID. A la pobreza extrema se necesita dar una atención integral, donde la vivienda es nada más que un aspecto, pero el central es el educativo y el trabajo, de no resolverse el problema del trabajo “formal” los asentamientos desgraciadamente seguirán creciendo y reproduciendo bolsones de pobreza. En este sentido algunas iniciativas han planteado la perspectiva de que el conjunto de los organismos del Estado atiendan el problema. Esto está muy bien, pero no alcanza con voluntades solamente, a la voluntad hay que sumarle financiamiento estructural. La clave del problema en lo que a vivienda se refiere es el lograr barrios heterogéneos y no segregados, que contengan socialmente las desigualdades, pues no se trata de lavarle la cara a la pobreza, porque el problema seguirá. Existen en la historia de la humanidad miles de experiencias muy altruistas y de gran contenido humanitario, pero ello en ningún caso resolvió el problema de fondo.
En nuestro país hubo dos intentos muy importantes y serios desarrollados en forma conjunta por varias organizaciones sociales y técnicas como lo fue el Plan de la Covip (Coordinadora de Vivienda Popular) en el año 85 y el último trabajo al igual que el anterior pero actualizado, realizado por COSOCO ( Comisión Social Consultiva) donde AEBU, SUNCA, FUCVAM y la Sociedad de Arquitectos entre otros pusieron toda su experiencia en realizar un trabajo que contemplara efectivamente el problema de la vivienda. Una recomendación sería que se tenga muy en cuenta lo allí enunciado.
Diría entonces que es sabio hoy más que nunca “el despacio que estoy apurado”, existe en nuestro país como en pocos del continente una experiencia acumulada en lo que a vivienda popular se refiere que se debe aprovechar al máximo.
En suma, deseo en definitiva insistir que si no se encara seriamente el problema de la segregación espacial que tiene que ver esencialmente con el problema del suelo urbano, la problemática de la vivienda seguirá sin resolución real. Y el otro aspecto central es el relativo a la financiación; si efectivamente entendemos que la vivienda es un derecho y no una mercancía el Estado debe contar con un financiamiento estructural para atacar el problema realmente. Considero que sin lugar a dudas nuestro país tiene las inmejorables condiciones para efectivamente resolver el tema, en la medida que todo lo andado se sintetice políticamente en forma correcta.
Gustavo González
Publicado en el diario La República Uruguay
Cuando un gobierno como el actual de nuestro país coloca como una de las prioridades el problema de la vivienda, todas y todos los que de alguna forma estamos vinculados al tema debemos dar posición, guiados con el mejor ánimo de que toda iniciativa al respecto sea positiva.
Una primera preocupación es que desde distintas tiendas políticas, sociales, académicas se denota un cierto apresuramiento en querer ver resultados inmediatos. Esto en un tema de tal envergadura como el de la vivienda, no es posible y es con este ánimo que me permito dar algunas coordenadas, que a mi juicio se deberían tener en cuenta.
1) No se está hablando de un Plan de Vivienda, la propia Ministra dijo que se trata de un plan de impacto que atienda en forma inmediata los sectores de extrema pobreza de nuestro país. Esto es importante aclararlo una y mil veces, porque de lo contrario a la hora de evaluar, el resultado será negativo.
2) El país necesita un Plan de Vivienda y para ello hay que delimitar un plazo que trasciende un periodo de gobierno. Sin embargo, es clave comenzar desde ya. priorizando lo que efectivamente se pueda hacer en este periodo.
3) Hablar de un Plan de Vivienda sin tener afectado el presupuesto nacional y además carecer de un financiamiento estructural para ello, es no hablar de nada. Este tema es central: el Estado deberá invertir efectivamente en vivienda. Si la vivienda es caracterizada como “derecho” y no como mercancía, el conjunto de la sociedad debe invertir para satisfacer el derecho de los que no puedan acceder a su ejercicio.
4) Debemos comenzar por el tema del suelo urbano, pues sin tierra no hay vivienda y para ello debemos empezar por los terrenos ociosos con los cuales cuenta el Estado ¿Cuánta tierra existe en propiedad de los Ministerios y otros organismos públicos sin ningún tipo de uso? Ni hablemos en este caso de las Fuerzas Armadas por ejemplo.
5) Es fundamental comenzar a densificar las actuales zonas urbanas, allí están los servicios, sobre todo en el área central, no sigamos reproduciendo la pobreza en el cinturón de la ciudad
6) Hay que realizar en forma urgente un catastro y los registros de inmuebles tanto públicos como privados.
7) Aplicar políticas tributarias fuertes, como el pago de impuestos progresivos que desestimulen el abandono de tierras y edificios y que eviten su vacancia.
8) Existen una serie de medidas jurídicas que permiten al Estado contar con un Banco o Cartera de Tierras donde se priorice la vivienda de interés social. Obviamente habrá que tener voluntad política para su implementación, partiendo de la base de que para que los que no tienen, tengan, hay que quitarle a los que efectivamente tienen y mucho.
Se deberán impulsar modelos para vivienda nueva que ya han demostrado ser realmente efectivos. Entre ellos, en los últimos 20 años por distintos sectores políticos, algunos han sido satanizados en nuestro país, me refiero concretamente al Cooperativismo de Vivienda por Ayuda Mutua. Cuando hoy este modelo es impulsado en varios países del continente, nos preguntamos cómo es posible que en nuestro país, donde se creó, no se impulse. No hagamos inventos ni nos dejemos llevar por propuestas de la derecha que no han hecho otra cosa que agredir en forma sistemática a un modelo de auténtica matriz uruguaya, nacida en el seno mismo de sus trabajadores y trabajadoras. Por otra parte, un tema que hay que analizar en profundidad es que hoy estamos como estamos, porque a esos mismos trabajadores se los impulsó a vivir en los llamados asentamientos irregulares, por no tener ninguna posibilidad de acceder al mercado formal de la vivienda. Otro gallo hubiera cantado si se hubiera impulsado con fuerza el Cooperativismo, ya que el trabajador en este sistema pone lo más preciado de su capital: sus brazos, su inteligencia y su capacidad organizativa.
No digo tampoco que esta sea la única salida, pero sin dudas es una muy importante, la empresa privada si quiere trabajar con entrega de viviendas de llave en mano que lo haga para los sectores que tienen efectivamente posibilidades de pago y sin subsidio, no puede el Estado y el conjunto de la sociedad utilizar el subsidio para las arcas de la industria de la construcción. Que inviertan y arriesguen, no que soliciten al Estado, como últimamente lo han hecho, “garantías de pago”. Parece increíble, y sin embargo así lo han solicitado públicamente.
El otro tema que últimamente concentra la atención del conjunto de quienes hablan del tema es el “atacar el problema de los asentamientos”. En este punto debemos ser tremendamente cuidadosos, pues la pobreza no se puede regularizar como lo impulsó y lo impulsan los distintos planes del BID. A la pobreza extrema se necesita dar una atención integral, donde la vivienda es nada más que un aspecto, pero el central es el educativo y el trabajo, de no resolverse el problema del trabajo “formal” los asentamientos desgraciadamente seguirán creciendo y reproduciendo bolsones de pobreza. En este sentido algunas iniciativas han planteado la perspectiva de que el conjunto de los organismos del Estado atiendan el problema. Esto está muy bien, pero no alcanza con voluntades solamente, a la voluntad hay que sumarle financiamiento estructural. La clave del problema en lo que a vivienda se refiere es el lograr barrios heterogéneos y no segregados, que contengan socialmente las desigualdades, pues no se trata de lavarle la cara a la pobreza, porque el problema seguirá. Existen en la historia de la humanidad miles de experiencias muy altruistas y de gran contenido humanitario, pero ello en ningún caso resolvió el problema de fondo.
En nuestro país hubo dos intentos muy importantes y serios desarrollados en forma conjunta por varias organizaciones sociales y técnicas como lo fue el Plan de la Covip (Coordinadora de Vivienda Popular) en el año 85 y el último trabajo al igual que el anterior pero actualizado, realizado por COSOCO ( Comisión Social Consultiva) donde AEBU, SUNCA, FUCVAM y la Sociedad de Arquitectos entre otros pusieron toda su experiencia en realizar un trabajo que contemplara efectivamente el problema de la vivienda. Una recomendación sería que se tenga muy en cuenta lo allí enunciado.
Diría entonces que es sabio hoy más que nunca “el despacio que estoy apurado”, existe en nuestro país como en pocos del continente una experiencia acumulada en lo que a vivienda popular se refiere que se debe aprovechar al máximo.
En suma, deseo en definitiva insistir que si no se encara seriamente el problema de la segregación espacial que tiene que ver esencialmente con el problema del suelo urbano, la problemática de la vivienda seguirá sin resolución real. Y el otro aspecto central es el relativo a la financiación; si efectivamente entendemos que la vivienda es un derecho y no una mercancía el Estado debe contar con un financiamiento estructural para atacar el problema realmente. Considero que sin lugar a dudas nuestro país tiene las inmejorables condiciones para efectivamente resolver el tema, en la medida que todo lo andado se sintetice políticamente en forma correcta.
Gustavo González
Publicado en el diario La República Uruguay
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