Una cantidad de organizaciones populares urbanas reunidas en El Salvador a fines del 2008 elaboramos este manifiesto sobre el tema de "el suelo urbano" y su problemática.Por entender que en el mismo existen una serie de recomendaciones muy importantes que no solo abren el debate sino que proponen politicamente salidas al tema, DE ALLÍ LA IMPORTANCIA DE COLECTIVIZARLAS CON LOS LECTORES DEL BLOG
1. Consagrar constitucionalmente y por ley el derecho de toda mujer y todo hombre a acceder y garantizar la permanencia en el suelo urbanizado y la vivienda digna. Entendemos como suelo urbanizado el que posee la infraestructura de servicios básicos, físicos y sociales, necesaria para gozar de un hábitat digno, no está en zonas de riesgo y reúne condiciones ambientales adecuadas. Es deber del Estado garantizar el ejercicio de este derecho, promoviendo políticas públicas claras, formuladas con participación popular, asegurando la función social de la propiedad y proveyendo los recursos necesarios. Éstos deberán provenir, entre otras fuentes, de los sectores con capacidad contributiva y estar previstos en los presupuestos públicos, posibilitando que en veinte años como máximo no existan más familias carentes de vivienda adecuada. Deberá aplicarse un enfoque de promoción de la equidad de género, con políticas incluyentes y preferenciales hacia la mujer, tanto en lo relativo a la tenencia como en la solución de conflictos.
2. Establecer nuevas formas de legalización de la tenencia del suelo, más adecuadas, que no se limiten a la propiedad individual y respeten las modalidades ancestrales (como las arrendaticias, la propiedad colectiva, comunitaria y familiar, o los derechos de superficie, uso o posesión). Las formas de legalización de la tenencia deberán garantizar que en casos de fallecimiento, separación o abandono, quede protegido el grupo familiar, y deberán impedir además que la vivienda sea objeto de especulación.
3. Constituir carteras, bolsas o bancos estatales de tierras, edificadas o no, adecuadas a las necesidades habitacionales, con participación y control social, para facilitar el acceso al suelo urbanizado de los sectores populares. Deberá garantizarse el conocimiento de la información sobre estos bancos de inmuebles y sobre los demás inmuebles estatales, así como sobre el uso que se les está dando. En ningún caso los inmuebles públicos deben ser objeto de especulación.
4. Garantizar, mediante un marco jurídico específico, la participación popular en todos los niveles, a través de instancias claras y democráticas y de la capacitación necesaria. Dicha participación debe ser representativa de las organizaciones del hábitat popular y tener incidencia efectiva en la definición de políticas, en la toma de decisiones (especialmente las que impactan sobre la comunidad), en el control de los recursos y de los registros públicos de propiedad y los catastros, y en la ejecución de los programas.
5. Repensar las normativas e incidir para que se evalúen y ajusten, aprendiendo de la realidad (amanzanamientos, construcciones en altura, segundas viviendas en el lote, densidades y otros) e institucionalizando el control social de su cumplimiento.
6. Densificar las actuales zonas urbanas, en particular las centrales, respetando espacios mínimos adecuados y dignos, y máximos sostenibles, para aprovechar los servicios existentes y los vacíos de la trama urbana.
7. Democratizar el uso de la ciudad (acceso igualitario de todas y todos al suelo, a los bienes, servicios y equipamientos urbanos), combatiendo la segregación económica, social, espacial y racial, mediante herramientas construidas participativamente y materializadas con la inversión del Estado.
8. Eliminar en forma inmediata la criminalización de las ocupaciones de tierras e inmuebles que realicen familias de bajos ingresos para resolver su problema habitacional.
9. Implementar, cuando sea necesario, en un plazo máximo de cinco años, y actualizar periódicamente, el catastro y los registros de inmuebles de propiedad pública y privada, incluyendo en ellos a todos los asentamientos espontáneos.
10. Regular el mercado de arrendamientos mediante leyes inquilinarias justas, con protección a los arrendatarios en cuanto a precios, plazos y garantías, reconociendo la importancia del acceso a la vivienda por esta vía.
11. Garantizar el derecho al arraigo, suspendiendo los desalojos en los asentamientos populares. Se debe asegurar la defensa judicial y crear instancias de mediación pública de conflictos, ante todos los casos de amenazas de desalojos de familias de sus viviendas.
12. Cuando excepcionalmente deban hacerse reubicaciones por situaciones extraordinarias consensuadas, el Estado debe garantizar previamente soluciones alternativas de realojo digno y adecuado, evitando el desarraigo familiar, cultural y laboral, y contemplando el resarcimiento de las mejoras realizadas y la sostenibilidad de la población en las nuevas condiciones.
13. Incluir, en la planificación del desarrollo urbano, criterios para la transformación en urbana de tierra rural no utilizada como tal, en acuerdo con las políticas productivas y el mejoramiento de los servicios correspondientes, en especial el transporte.
14. Recuperar el plusvalor incorporado al suelo privado por obras estatales o modificaciones de normativas, mediante el pago de tributos, para invertirlo en acciones relacionadas a la vivienda y los servicios para los sectores de bajos ingresos, o a través de la realización de obras de interés social. Deben establecerse procedimientos claros y objetivos para determinar dicho plusvalor.
15. Aceptar el pago de deudas con el Estado mediante dación de inmuebles al Banco de Inmuebles, con el correspondiente control social, para destinarlos a programas de Hábitat popular.
16. Traspasar los inmuebles estatales ociosos al Banco de Inmuebles, para su utilización en programas de hábitat popular.
17. Aplicar políticas tributarias fuertes, como el pago de impuestos progresivos, que desestimulen el abandono de tierras y edificios y que eviten su vacancia; este recurso debe destinarse específicamente a la vivienda u otras obras de interés social.
18. Transferir al dominio del Estado, sin indemnización, e incorporar al Banco de Inmuebles, los inmuebles privados que no registren uso alguno o carezcan del mantenimiento imprescindible durante un cierto lapso, determinado de acuerdo a la realidad de cada país.
19. Implementar procedimientos judiciales de muy corto plazo para acelerar la adquisición del dominio de inmuebles por parte del Estado y de organizaciones sociales (expropiaciones, prescripciones), para usarlos en programas de hábitat popular.
20. Establecer en cinco años el plazo para prescribir la propiedad por el que la posee con fines habitacionales en forma pacífica, pública e ininterrumpida, y desburocratizar los procedimientos correspondientes.
21. En los casos de compra o expropiación de tierras por el Estado, efectuar el pago en forma diferida y contemplando solamente el valor catastral, excepto en el caso de propietarios de bajos recursos económicos.
22. Contemplar en los programas y proyectos habitacionales criterios de sustentabilidad y protección ambiental y de los acuíferos, de acuerdo a estudios de impacto.
23. Destinar, en todos los nuevos emprendimientos de vivienda y terrenos urbanizados, un área porcentual obligatoria de suelo adecuado como reserva para vivienda social.
24. Crear zonas de prioridad para la construcción de vivienda popular dentro de la ciudad como parte de los planes de ordenamiento territorial.
25. Otorgar créditos estatales para el acceso al suelo, aplicando subsidios en los casos que sea necesario y/o crear mecanismos de cofinanciamiento con ahorro de los pobladores y aporte del estado.
26. Reconocer la posesión legítima del suelo como requisito suficiente para la obtención de créditos destinados al mejoramiento habitacional.
27. No permitir ningún loteamiento privado con fines de lucro que no cuente previamente con los servicios básicos ya implementados.
28. Establecer leyes y programas de regularización dominial y urbanística de los asentamientos populares informales y garantizar la regularización gratuita de éstos, priorizando las formas colectivas de propiedad y el mejoramiento y la integración a la ciudad,
viernes, 29 de enero de 2010
martes, 12 de enero de 2010
Redes Internacionales nos encontramos en Costa Rica
El próximo 3 y 4 de febrero varias organizaciones internacionales de vivienda nos encontraremos para debatir un calendario común para el 2010.Este esfuerzo implica hacer todos lo posible para poder enriquecer con el concurso de todas las organizaciones las distintas actividades propuestas para seguir luchando por el derecho a la vivienda y el hábitat.Cohre, HIC, Selvip, HPH,AIH es decir que todos los que estamos trabajando desde hace años en el campo de la vivienda popular han aceptado el reto de conjuntar esfuerzos e intentar un calendario común .Como Programa del Centro Cooperativo Sueco tenemos grandes expectativas en que esta iniciativa un cada día más los distintos esfuerzos.
viernes, 8 de enero de 2010
La Vivienda Popular uruguaya
Uruguay: más allá de la vivienda
Gustavo Daniel González Soto
Con sus luchas, los pueblos están demostrando la energía transformadora que contienen nuestras sociedades así como los anhelos de construir una sociedad basado en otros principios éticos y otras propuestas de organización de la economía, la sociedad y la vida política de nuestras naciones.
En este contexto, la originalidad del movimiento de Cooperativismo de Vivienda por Ayuda Mutua uruguayo (FUCVAM), es expresión de una de las particularidades más interesantes del movimiento popular de este país.
Como en otras regiones de nuestra América, la historia sindical es parte importante en el origen de las actuales luchas. Los primeros sindicatos nacieron en la segunda mitad del siglo XIX, al influjo de la emigración europea que llegaba a nuestro continente a menudo huyendo de la miseria y las persecuciones antiobreras que arreciaban en la vieja Europa.
Estas corrientes migratorias, provenientes de España, Italia, Francia, Alemania, Irlanda, Europa Central y Rusia, entre otros países, traían consigo las incipientes ideas socialistas y anarquistas y las experiencias de luchas frontales contra los regímenes conservadores que prevalecían en el viajo continente.
Si en los primeros decenios del siglo XX estos movimientos que se desarrollaban en toda América Latina tenían mucho en común, las cosas cambiaron sustancialmente de acuerdo a las características de las sociedades en las que se fueron implantando.
En Uruguay el sindicalismo inspirado en las corrientes clásicas del anarco sindicalismo y el marxismo lograron preservar la autonomía de las organizaciones sindicales en relación al Estado y los partidos del sistema. Un destino diferente, en los años ’30 y ’40 tuvo el sindicalismo en Brasil y en Argentina, cuando, bajos los efectos de la iniciativa de Getulio Vargas y Juan Perón, se constituyen poderosos sindicatos oficiales orgánicamente asociados al partido de gobierno.
El protagonismo social y político de FUCVAM
A lo largo del siglo XX, la presencia impetuosa de la gran potencia imperialista en Norteamérica moldeó los destinos de las llamadas “burguesías nacionales” muchas de las cuales aceptaron cordialmente “la protección” del gran hermano del Norte. De hecho la diplomacia, las grandes corporaciones y las fuerzas militares de los EE.UU. impusieron un modelo de subordinación y dependencia que deformó o impidió el desarrollo económico y social latinoamericano.
Cuando una y otra vez los pueblos se alzaron en rebeldía contra ese estatuto neocolonial (Bolivia en 1952, Guatemala en 1954, Santo Domingo en 1965, Chile en 1970, para mencionar solo algunos casos), la intervención descarada del poder imperial abortó el proceso de cambios de signo popular.
Hacia fines de los ‘50 la existencia en Uruguay de un sindicalismo clasista, solidario y combativo que se enfrentó a los planes de remodelación reaccionaria impulsados desde el poder económico y político de las clases conservadoras (congelación salarial, restricciones a la libertad sindical, persecución y cárcel a los dirigentes sindicales, apertura económica indiscriminada, privatizaciones y desindustrialización), constituyó el punto de arranque de un proceso de crecimiento y maduración política de gran aliento: en esos años van a delinearse los objetivos programáticos del conjunto del Movimiento Popular que empieza a agruparse en torno a los sindicatos.
Ese sindicalismo clasista agrupado en la CNT (Convención Nacional de Trabajadores) se convertirá en piedra angular en la resistencia a las presiones empresariales y autoritarias. El nacimiento de un “programa común” con otras ramas del movimiento popular será decisivo para la conformación, más tarde, del Frente Amplio, agrupamiento político que actualmente contiene a toda la izquierda uruguaya y en octubre del 2004 consiguió la conquista del gobierno nacional, en ocho de los principales departamentos y en ambas cámaras legislativas.
El origen de FUCVAM está asociado a este proceso de acumulación en el que, junto con la clase obrera, participaron también otros sectores sociales como las clases medias, la intelectualidad, los estudiantes, los jubilados y pensionistas. El cooperativismo de vivienda aparece estrechamente ligado a los ejes de las grandes luchas del pueblo uruguayo en los últimos decenios.
La alternativa no se agota en la vivienda
A lo largo de la historia queda claramente demostrado que la vivienda fue el disparador fundamental de la gestación del movimiento que, por cierto, pasó largamente este umbral. El desarrollo social de los barrios, que ha levantado en forma autogestionaria y bajo control político de la propia gente involucrada, originando escuelas, guarderías, policlínicas, gimnasios deportivos, atención a la recreación y el esparcimiento de la tercera edad, actividades culturales de todo tipo, son muestra clara de este principio.
En cuanto a su génesis, FUCVAM se reivindica como un producto de la clase trabajadora uruguaya y además con un desarrollo territorial de alcance efectivamente nacional. El desarrollo del modelo en el interior del país es realmente extraordinario, con presencia gremial, política, social y cultural en todos los rincones del territorio. Su Dirección Nacional tiene orgánica representación de los distintos departamentos del país, por momentos el crecimiento en el Interior fue mayor al de Montevideo.
El trabajo en conjunto para llevar adelante la obra constructiva del barrio, prefigura sin dudas la futura convivencia de la comunidad. Este es el elemento a mi juicio más destacable del modelo; el tener en sus propias manos el destino de la comunidad hace al desarrollo ulterior de la propia gente. No podemos hablar efectivamente de participación si la conducción política no está en manos de los propios interesados.
Ser solidarios con todas las justas luchas del movimiento popular, está sin dudas una de las premisas básicas del movimiento, las propias instalaciones de los barrios han servido como causa logística a luchas sindicales u de otras organizaciones sociales hermanas. FUCVAM es parte de un bloque popular alternativo al sector dominante. Todo el planteo estratégico de FUCVAM se basa en un análisis de clase, donde divide aguas claramente, sin considerarse vanguardia, sino parte de una construcción junto a otros del campo popular.
En la estructura de FUCVAM, la asamblea general es el órgano máximo, el cual resuelve democráticamente los distintos temas que se abarcan. En referencia a esto la declaración plantea “la democracia directa más que un ejercicio real de decisión, es un ejercicio concientizador en el que se debe de asumir a cada momento la toma de decisiones sobre los distintos problemas que se presentan en la vida cotidiana de las Cooperativas”.
Interpreta además que “el verdadero cooperativismo debe de defender el uso y goce de los beneficios que las cooperativas generen para sus socios, no aceptando involucrar sus bienes en las reglas económicas del capitalismo salvaje ni ningún otro sistema en donde el Capital impere sobre el Trabajo”.
En su integralidad, toman en cuenta los asuntos de formación y capacitación, al prever que “(…) la formación que emerge del análisis de la propia práctica, es la que mantiene en definitiva sin desviaciones de ningún tipo los principios y fundamentos que son la sustentación ideológica del proyecto”.
Al mismo asume la condición de la mujer “desde una perspectiva comprometida, en el marco de una concepción plural y solidaria de la sociedad toda”. Como se verá en la declaración se encuentran los temas centrales que la propia práctica fue desarrollando a lo largo de la historia de la FUCVAM.
Son varios los elementos que habría que estudiar para llegar a discernir con claridad cómo es posible que una organización de claro corte viviendista en su génesis ha podido dar este salto en calidad política. Sólo mencionaré algunos que a mi juicio merecen destacarse.
La independencia política como organización de masas que no ha podido ser coaptada por partido político alguno, hecho claramente demostrado cuando FUCVAM disiente con el planteo de Concertación convocado por la mayoría de la izquierda y el movimiento sindical junto a otros sectores sociales ajenos a la clase trabajadora. Antepone en esa ocasión FUCVAM, la necesidad de discutir el programa antes de fomentar alianzas tácticas de dudosa consolidación.
Es naturalmente un movimiento nacido en la clase obrera uruguaya que trae consigo la educación política de los años ’70, la organización y disciplina del movimiento sindical, pero le suma con claridad meridiana la democracia directa ejercida por los trabajadores en sus barrios y el control democrático en la gestión de los mismos. Realizan plenarios semanales donde la dirección y la base del Movimiento intercambian propuestas, informes y medidas de lucha a tomar. Una apuesta al internacionalismo apoyando distintos procesos de lucha por el hábitat en el contexto latinoamericano.
Son varios los desafíos que se abren en el actual período. La asunción del gobierno por el Frente Amplio-Encuentro Progresista- Nueva Mayoría, instancia inédita en el Uruguay, abren un nuevo escenario que exigirá definiciones antes no demandadas al tener como interlocutor de sus reclamos un gobierno de perfil progresista. En ese contexto, estará obligado a renovar sus estrategias sin perder la independencia como movimiento social.
Las cooperativas de vivienda
Las cooperativas de vivienda tienen como objeto principal: “...proveer de alojamiento adecuado y estable a sus asociados mediante la construcción de viviendas por esfuerzo propio, ayuda mutua, administración directa...", proporcionando también servicios complementarios.
La normativa desarrollada en el Capítulo X de la Ley 13.728 establece las exigencias jurídicas para la creación y el desarrollo de las cooperativas. Las cooperativas por ayuda mutua se basan en el aporte de trabajo de sus asociados en la construcción de las viviendas: 80 horas mensuales de mano de obra solidaria en tareas afines a las de peón, contratando capataces y personal especializado. Este aporte de ayuda mutua, junto a otros posibles aportes propios de la cooperativa equivale a un máximo de 15 por ciento del valor máximo de tasación del conjunto a edificar. El 85 por ciento restante es cubierto por el préstamo en UR del Fondo Nacional de Vivienda y Urbanización (FNVU).
La Ley limita la extensión de cada unidad cooperativa a no menos de 10 socios y a no más de 200, y podrán ser de usuarios o de propietarios. La primera forma otorga el derecho al uso y goce sobre la vivienda en forma permanente, siendo transferible hereditariamente, y la cooperativa como "empresa" administra la propiedad colectiva. La segunda forma permite que una vez adjudicada la vivienda se procese el pasaje a la propiedad privada, transformando a cada asociado en un deudor individual que responde por sí ante el acreedor, perdiéndose la esencia del sistema cooperativo. FUCVAM ha apostado a la integración de cooperativas del primer tipo: cooperativas de usuarios.
A partir e 1996 se ha habilitado una normativa específica reduciendo el mínimo de integrantes de diez a seis socios para los casos de cooperativas de reciclaje de inmueble/s preexistentes.
Por el Capítulo X se habilita también la creación de las cooperativas matrices, como medio para permitir el crecimiento del sistema. Son cooperativas abiertas, de origen territorial o gremial, que reciben socios con un compromiso común de trabajo o de ahorro, brindando asistencia para la construcción de nuevas unidades cooperativas filiales y para la realización de su proyecto de obra, manteniéndose estas últimas vinculadas a la matriz por lo menos hasta la adjudicación de las viviendas. Aparecen así varias matrices, tanto de ayuda mutua como de ahorro previo.
Los cooperativistas saben que esta forma asociativa les garantiza —siempre que exista apoyo financiero— la obtención de una vivienda digna y decorosa, sin depender, como ocurre en la construcción por el sistema público, de procedimientos aleatorios. Si la cooperativa tiene 40 socios construye 40 viviendas, y éstas tendrán la cantidad de dormitorios más las áreas complementarias que cada familia necesita de acuerdo al número y características de sus integrantes. El ser usuarios significa concebir a la vivienda como un bien social, y no como mercancía.
No obstante, si bien el sistema es capaz de evitar la especulación y el lucro, ello no implica pérdida de patrimonio para el usuario en caso de verse en la necesidad de abandonar su vivienda. Cuando el socio decide dejar la cooperativa —la inmensa mayoría de las veces por razones ajenas a su voluntad: laborales, problemas de salud, emigración...— está estatutariamente dispuesto el reintegro de las "partes sociales integradas, reajustadas al valor de la UR del momento en que se produce el egreso".
La vivienda así disponible, es adjudicada a una nueva familia, seleccionada entre los interesados presentados a la cooperativa por los mismos usuarios. Se preservan así las características básicas del colectivo. En esta transacción se habilita a la cooperativa a percibir sobre la vivienda que entrega un mínimo valor agregado, que se convierte no en ganancia para uno, sino en capital social, como insumo financiero para la conservación y mejora del nudo colectivo, o para el desarrollo de servicios complementarios. Asimismo, el sistema de usuarios es garantía para el acreedor en dos aspectos fundamentales, ya que éste es consciente que:
1º) el capital que presta será totalmente destinado a la construcción de viviendas, sin derivaciones ilegítimas;
2º) todo lo prestado será devuelto en la forma pactada, más allá de las dificultades de pago que puedan afrontar las familias en forma individual.
Al ser la cooperativa la persona deudora de algún organismo financiero, está obligada a cumplir mensualmente con el pago de la amortización correspondiente a la totalidad de las viviendas que conforman el complejo. Los problemas que puedan surgir en relación a moras de los usuarios son resueltos internamente. Para ello los estatutos establecen la creación de un recurso conocido como Fondo de Socorro, el que se destina a superar estos inconvenientes, en caso de existir una razón justificada y transitoria —dificultades laborales, conflicto sindical, enfermedad del titular u otro integrante del núcleo familiar, etc—. A diferencia de lo que se sucede en la generalidad de los barrios construidos por autoconstrucción, por el Estado o por la inversión privada, el usuario cooperativista está respaldado solidariamente por el colectivo ante cualquier situación de emergencia, por lo que nunca corre el riesgo de perder su vivienda por razones económicas.
El sistema cooperativo de usuarios se ha extendido en el país, transformando significativamente el concepto de propiedad de un gran número de asalariados uruguayos. Se defiende la propiedad comunitaria, por oposición a la propiedad privada. Además, la necesidad permanente de análisis y decisión colectiva, no sólo desarrolla una conciencia crítica sobre la realidad en la que se inserta la cooperativa, sino que también activa mecanismos de solidaridad social, promoviendo la participación responsable y madura, y dando un profundo significado a los procesos más generales de toma de decisiones democráticas.
Por otra parte, al optar por la propiedad colectiva, el control y la administración directa de la gestión constructiva permite potencializar la inversión, logrando un producto final mejor. Dicho de otra forma: a igual inversión, la cooperativa logra una vivienda de mejor calidad que las construidas por la promoción privada y el sistema público, ya que los surplus no existen en la modalidad de ayuda mutua y se minimizan en la modalidad de ahorro previo en forma significativa. Ello conduce a que las cooperativas constituyan los conjuntos habitacionales con más larga vida útil, dado que lo construido con tanto sacrificio, físico o económico, desarrolla un verdadero sentimiento de pertenencia e identidad comunitaria. Los socios se identifican plenamente con su cooperativa, e instrumentan, con esfuerzo y a su costo, el cuidado y mantenimiento de los barrios cooperativos.
Constituidas de esta manera, las cooperativas no sólo resuelven el problema de vivienda de sus asociados, sino que ha sido posible planificar y desarrollar un conjunto de servicios complementarios, que hacen a la calidad de vida no sólo de las familias miembros, sino de la comunidad en su conjunto.
Acciones colectivas de iniciativa cooperaria, conscientes, han permitido instrumentar transformaciones de gran significación, muy diferentes a las aspiraciones, intereses y valores inherentes al modelo de gestión urbana hegemónico en las ciudades uruguayas.
FUCVAM es la mayor y más activa organización social uruguaya de acción en el campo de la vivienda popular y el desarrollo urbano. Más de 330 cooperativas de base, en distintas etapas de desarrollo —en trámite, en construcción y habitadas— constituyen una federación de alcance nacional, con presencia en prácticamente todas las ciudades del país.
En un principio nuestras cooperativas estaban constituidas mayoritariamente por sectores obreros industriales, trabajadores del sector servicios y empleados públicos con un alto índice de sindicalización. Al presente están surgiendo varias cooperativas integradas mayoritariamente por trabajadores del llamado "sector informal" de la economía, como resultado de la liberalización y precarización del empleo que afecta al Uruguay, al tiempo que continúa la formación de cooperativas "tradicionales" en gremios y sindicatos.
Proyección
FUCVAM fue fundada el 24 de mayo de 1970 en Isla Mala, una pequeña localidad del interior del país ubicada en el departamento de Florida. La instancia fundacional representó la culminación de un proceso originado en la problemática común de las cooperativas pioneras, que fuera objeto de análisis en sucesivos encuentros y asambleas intercooperativas hasta lograr establecer una plataforma común de reivindicaciones y las bases organizativas para conquistarla.
Desde un principio fueron definidos tres de los rasgos fundamentales de la federación:
a) la identidad de clase como organización de trabajadores,
b) la vocación de defensa gremial de los derechos del movimiento cooperativo e intercambio solidario, y
c) la proyección nacional del proyecto federacionista. Con esta orientación, la propuesta de FUCVAM se estructuró en los diez y nueve departamentos que componen la administración política del país.
FUCVAM tiene por objetivos:
- defender los derechos comunes de las cooperativas de vivienda por ayuda mutua;
- brindar a personas y cooperativas las bases e instrumentos para su promoción social en un sentido integral;- promover la creación de nuevas cooperativas, instituciones gremiales y organismos del estado en la búsqueda de alternativas de solución al problema habitacional;
- propiciar sistemas o planes tendientes al abaratamiento, mantenimiento, confort de la vivienda y servicios complementarios.
La práctica de FUCVAM está basada en el esfuerzo voluntario. Tanto los directivos de las cooperativas como los dirigentes nacionales de la federación no perciben remuneración alguna por su actividad gremial. La participación democrática de la federación se asienta también en una previsión estatutaria que impide la reelección de los directivos por más de un período de tres años.
Como entidad gremial, FUCVAM está orientada a dar solución a la problemática del hábitat de los trabajadores desde una perspectiva integral. En este sentido, es objetivo institucional de primer orden la generación de condiciones que afiancen soluciones sostenidas para las familias de menores ingresos con necesidad de vivienda. Este objetivo no se limita a la producción de viviendas, sino que da lugar a la elaboración de propuestas y movilización permanente en torno a las reivindicaciones gremiales: acceso a la tierra urbana, canales de financiamiento, condiciones de amortización, etc. En síntesis, la inserción del movimiento cooperativo en políticas habitacionales de auténtico sentido social.
FUCVAM no es una empresa constructora ni un instituto de asesoramiento técnico. Como entidad gremial sus objetivos no incluyen forma alguna de intermediación financiera, reservando la administración de los recursos destinados a proyectos constructivos a los grupos de base directamente involucrados. Esta es una de las claves en el entendimiento de la “autogestión”, uno de los rasgos distintivos del cooperativismo de vivienda por ayuda mutua.
FUCVAM ha planteado desde su origen la necesidad de enmarcar la solución al problema de la vivienda en el contexto de reivindicaciones por una superior calidad de vida de los trabajadores en general. En este sentido, las sucesivas asambleas nacionales han definido como orientación de base de la federación la unidad y la acción colectiva junto a las distintas fuerzas sociales que han demostrado poseer real capacidad de convocatoria.
FUCVAM tuvo un rol muy significativo en la coordinadora social opositora al gobierno militar, propiciando junto al movimiento sindical, el movimiento estudiantil y organizaciones defensoras de los derechos humanos la creación de un frente común de acciones pro-democráticas en la llamada intersocial que, una vez recuperada la institucionalidad democrática se transformaría en un espacio alternativo de generación de propuestas orientadas a la reactivación económica y social del país. Con esta misma orientación se produce la integración de FUCVAM a la CoNaPro -Concertación Nacional Programática-, a la CoVip- Coordinadora pro Vivienda Popular- y a CUDECOOP.
FUCVAM ha tenido una activa participación en la organización de los plebiscitos y referéndums nacionales en torno a la vigencia de los derechos humanos, la preservación de la seguridad social y las empresas del Estado, y el desarrollo de la educación pública, en respuesta a la ofensiva neoliberal.
En el plano social, FUCVAM tiene un rol trascendente como institución de intercambio, sistematización, orientación y apoyo concreto a la acción de grupos cooperativos en la consolidación de sus distintas experiencias. Uno de los aspectos básicos que diferencian a las cooperativas agrupadas en FUCVAM de otros sistemas constructivos de viviendas de interés social, es la participación de las familias en la solución colectiva de la problemática habitacional. Constituidas por trabajadores sin capacidad de ahorro, la participación se canaliza a través del aporte de trabajo solidario en la construcción de las viviendas y la administración autogestionaria de las obras.
Esa participación se da en la construcción del conjunto del barrio cooperativo; cada socio y su familia contribuye con su aporte a la realización de la totalidad del complejo: vivienda más espacios comunitarios. Una vez concluido el proyecto son adjudicadas las viviendas por el sistema de uso y goce mediante un sorteo. Se trata, substancialmente, de que la experiencia de organización y trabajo solidario acumulada por las cooperativas durante la etapa de obra, trascienda a la etapa de convivencia mediante programas de desarrollo social y comunitario de los complejos habitacionales. En tal sentido, el rol principal que le ha correspondido a FUCVAM ha sido fundamentalmente de intercambio, sistematización de experiencias y apoyo a la gestión de los grupos cooperativos.
Fácil resulta advertir la magnitud de esta área de acción, considerando problemas tan diversos como el consumo familiar, la salud, la educación, la recreación y la cultura, y las necesidades generales de familias de trabajadores en las ciudades uruguayas del presente. El esfuerzo desarrollado por las cooperativas en estas áreas se traduce en una acción hacia el medio al cual se integra, al estar asentadas la inmensa mayoría de las cooperativas por ayuda mutua en los cinturones periféricos de la ciudad, en los cuales se registra una grave carencia de servicios y equipamiento urbano.
En el plano educativo, la propia estructura de las cooperativas de vivienda por ayuda mutua, que confiere a sus socios el gobierno y la administración en la ejecución de los programas de construcción y gestión, convierte a la educación cooperativa y a la capacitación administrativa en una tarea muy importante de la federación.
El objetivo básico que dinamiza este campo de actividad consiste en desarrollar programas orientados por la metodología de la Educación Popular, que acompañen el proceso de desarrollo de la cooperativa a partir de una revisión crítica permanente de las dificultades y conquistas que caracterizan a las distintas etapas de crecimiento de la experiencia cooperativa. A partir de la etapa inicial, cuando la cooperativa gestiona su préstamo, y continuando a lo largo del proceso de convivencia, se hace necesario desarrollar programas educativos que comprendan desde la relación comunitaria que significa la cooperativa, analizando la concepción de vida cooperativa en el contexto social del Uruguay de hoy, hasta el manejo adecuado de cada uno de los órganos de gestión de la cooperativa como empresa.
También se abre un espacio para la reflexión y el trabajo teórico sobre la inserción urbana y el desarrollo de estrategias populares de acceso al hábitat, a través de talleres y seminarios locales e internacionales.
Nota: Este trabajo se compone de fragmentos del libro “Análisis sobre el protagonismo social y político de FUCVAM”, de Gustavo Gonzáles Soto y algunas informaciones tomadas del sitio web de FUCVAM www.fucvam.org.uy
Gustavo Daniel González Soto
Con sus luchas, los pueblos están demostrando la energía transformadora que contienen nuestras sociedades así como los anhelos de construir una sociedad basado en otros principios éticos y otras propuestas de organización de la economía, la sociedad y la vida política de nuestras naciones.
En este contexto, la originalidad del movimiento de Cooperativismo de Vivienda por Ayuda Mutua uruguayo (FUCVAM), es expresión de una de las particularidades más interesantes del movimiento popular de este país.
Como en otras regiones de nuestra América, la historia sindical es parte importante en el origen de las actuales luchas. Los primeros sindicatos nacieron en la segunda mitad del siglo XIX, al influjo de la emigración europea que llegaba a nuestro continente a menudo huyendo de la miseria y las persecuciones antiobreras que arreciaban en la vieja Europa.
Estas corrientes migratorias, provenientes de España, Italia, Francia, Alemania, Irlanda, Europa Central y Rusia, entre otros países, traían consigo las incipientes ideas socialistas y anarquistas y las experiencias de luchas frontales contra los regímenes conservadores que prevalecían en el viajo continente.
Si en los primeros decenios del siglo XX estos movimientos que se desarrollaban en toda América Latina tenían mucho en común, las cosas cambiaron sustancialmente de acuerdo a las características de las sociedades en las que se fueron implantando.
En Uruguay el sindicalismo inspirado en las corrientes clásicas del anarco sindicalismo y el marxismo lograron preservar la autonomía de las organizaciones sindicales en relación al Estado y los partidos del sistema. Un destino diferente, en los años ’30 y ’40 tuvo el sindicalismo en Brasil y en Argentina, cuando, bajos los efectos de la iniciativa de Getulio Vargas y Juan Perón, se constituyen poderosos sindicatos oficiales orgánicamente asociados al partido de gobierno.
El protagonismo social y político de FUCVAM
A lo largo del siglo XX, la presencia impetuosa de la gran potencia imperialista en Norteamérica moldeó los destinos de las llamadas “burguesías nacionales” muchas de las cuales aceptaron cordialmente “la protección” del gran hermano del Norte. De hecho la diplomacia, las grandes corporaciones y las fuerzas militares de los EE.UU. impusieron un modelo de subordinación y dependencia que deformó o impidió el desarrollo económico y social latinoamericano.
Cuando una y otra vez los pueblos se alzaron en rebeldía contra ese estatuto neocolonial (Bolivia en 1952, Guatemala en 1954, Santo Domingo en 1965, Chile en 1970, para mencionar solo algunos casos), la intervención descarada del poder imperial abortó el proceso de cambios de signo popular.
Hacia fines de los ‘50 la existencia en Uruguay de un sindicalismo clasista, solidario y combativo que se enfrentó a los planes de remodelación reaccionaria impulsados desde el poder económico y político de las clases conservadoras (congelación salarial, restricciones a la libertad sindical, persecución y cárcel a los dirigentes sindicales, apertura económica indiscriminada, privatizaciones y desindustrialización), constituyó el punto de arranque de un proceso de crecimiento y maduración política de gran aliento: en esos años van a delinearse los objetivos programáticos del conjunto del Movimiento Popular que empieza a agruparse en torno a los sindicatos.
Ese sindicalismo clasista agrupado en la CNT (Convención Nacional de Trabajadores) se convertirá en piedra angular en la resistencia a las presiones empresariales y autoritarias. El nacimiento de un “programa común” con otras ramas del movimiento popular será decisivo para la conformación, más tarde, del Frente Amplio, agrupamiento político que actualmente contiene a toda la izquierda uruguaya y en octubre del 2004 consiguió la conquista del gobierno nacional, en ocho de los principales departamentos y en ambas cámaras legislativas.
El origen de FUCVAM está asociado a este proceso de acumulación en el que, junto con la clase obrera, participaron también otros sectores sociales como las clases medias, la intelectualidad, los estudiantes, los jubilados y pensionistas. El cooperativismo de vivienda aparece estrechamente ligado a los ejes de las grandes luchas del pueblo uruguayo en los últimos decenios.
La alternativa no se agota en la vivienda
A lo largo de la historia queda claramente demostrado que la vivienda fue el disparador fundamental de la gestación del movimiento que, por cierto, pasó largamente este umbral. El desarrollo social de los barrios, que ha levantado en forma autogestionaria y bajo control político de la propia gente involucrada, originando escuelas, guarderías, policlínicas, gimnasios deportivos, atención a la recreación y el esparcimiento de la tercera edad, actividades culturales de todo tipo, son muestra clara de este principio.
En cuanto a su génesis, FUCVAM se reivindica como un producto de la clase trabajadora uruguaya y además con un desarrollo territorial de alcance efectivamente nacional. El desarrollo del modelo en el interior del país es realmente extraordinario, con presencia gremial, política, social y cultural en todos los rincones del territorio. Su Dirección Nacional tiene orgánica representación de los distintos departamentos del país, por momentos el crecimiento en el Interior fue mayor al de Montevideo.
El trabajo en conjunto para llevar adelante la obra constructiva del barrio, prefigura sin dudas la futura convivencia de la comunidad. Este es el elemento a mi juicio más destacable del modelo; el tener en sus propias manos el destino de la comunidad hace al desarrollo ulterior de la propia gente. No podemos hablar efectivamente de participación si la conducción política no está en manos de los propios interesados.
Ser solidarios con todas las justas luchas del movimiento popular, está sin dudas una de las premisas básicas del movimiento, las propias instalaciones de los barrios han servido como causa logística a luchas sindicales u de otras organizaciones sociales hermanas. FUCVAM es parte de un bloque popular alternativo al sector dominante. Todo el planteo estratégico de FUCVAM se basa en un análisis de clase, donde divide aguas claramente, sin considerarse vanguardia, sino parte de una construcción junto a otros del campo popular.
En la estructura de FUCVAM, la asamblea general es el órgano máximo, el cual resuelve democráticamente los distintos temas que se abarcan. En referencia a esto la declaración plantea “la democracia directa más que un ejercicio real de decisión, es un ejercicio concientizador en el que se debe de asumir a cada momento la toma de decisiones sobre los distintos problemas que se presentan en la vida cotidiana de las Cooperativas”.
Interpreta además que “el verdadero cooperativismo debe de defender el uso y goce de los beneficios que las cooperativas generen para sus socios, no aceptando involucrar sus bienes en las reglas económicas del capitalismo salvaje ni ningún otro sistema en donde el Capital impere sobre el Trabajo”.
En su integralidad, toman en cuenta los asuntos de formación y capacitación, al prever que “(…) la formación que emerge del análisis de la propia práctica, es la que mantiene en definitiva sin desviaciones de ningún tipo los principios y fundamentos que son la sustentación ideológica del proyecto”.
Al mismo asume la condición de la mujer “desde una perspectiva comprometida, en el marco de una concepción plural y solidaria de la sociedad toda”. Como se verá en la declaración se encuentran los temas centrales que la propia práctica fue desarrollando a lo largo de la historia de la FUCVAM.
Son varios los elementos que habría que estudiar para llegar a discernir con claridad cómo es posible que una organización de claro corte viviendista en su génesis ha podido dar este salto en calidad política. Sólo mencionaré algunos que a mi juicio merecen destacarse.
La independencia política como organización de masas que no ha podido ser coaptada por partido político alguno, hecho claramente demostrado cuando FUCVAM disiente con el planteo de Concertación convocado por la mayoría de la izquierda y el movimiento sindical junto a otros sectores sociales ajenos a la clase trabajadora. Antepone en esa ocasión FUCVAM, la necesidad de discutir el programa antes de fomentar alianzas tácticas de dudosa consolidación.
Es naturalmente un movimiento nacido en la clase obrera uruguaya que trae consigo la educación política de los años ’70, la organización y disciplina del movimiento sindical, pero le suma con claridad meridiana la democracia directa ejercida por los trabajadores en sus barrios y el control democrático en la gestión de los mismos. Realizan plenarios semanales donde la dirección y la base del Movimiento intercambian propuestas, informes y medidas de lucha a tomar. Una apuesta al internacionalismo apoyando distintos procesos de lucha por el hábitat en el contexto latinoamericano.
Son varios los desafíos que se abren en el actual período. La asunción del gobierno por el Frente Amplio-Encuentro Progresista- Nueva Mayoría, instancia inédita en el Uruguay, abren un nuevo escenario que exigirá definiciones antes no demandadas al tener como interlocutor de sus reclamos un gobierno de perfil progresista. En ese contexto, estará obligado a renovar sus estrategias sin perder la independencia como movimiento social.
Las cooperativas de vivienda
Las cooperativas de vivienda tienen como objeto principal: “...proveer de alojamiento adecuado y estable a sus asociados mediante la construcción de viviendas por esfuerzo propio, ayuda mutua, administración directa...", proporcionando también servicios complementarios.
La normativa desarrollada en el Capítulo X de la Ley 13.728 establece las exigencias jurídicas para la creación y el desarrollo de las cooperativas. Las cooperativas por ayuda mutua se basan en el aporte de trabajo de sus asociados en la construcción de las viviendas: 80 horas mensuales de mano de obra solidaria en tareas afines a las de peón, contratando capataces y personal especializado. Este aporte de ayuda mutua, junto a otros posibles aportes propios de la cooperativa equivale a un máximo de 15 por ciento del valor máximo de tasación del conjunto a edificar. El 85 por ciento restante es cubierto por el préstamo en UR del Fondo Nacional de Vivienda y Urbanización (FNVU).
La Ley limita la extensión de cada unidad cooperativa a no menos de 10 socios y a no más de 200, y podrán ser de usuarios o de propietarios. La primera forma otorga el derecho al uso y goce sobre la vivienda en forma permanente, siendo transferible hereditariamente, y la cooperativa como "empresa" administra la propiedad colectiva. La segunda forma permite que una vez adjudicada la vivienda se procese el pasaje a la propiedad privada, transformando a cada asociado en un deudor individual que responde por sí ante el acreedor, perdiéndose la esencia del sistema cooperativo. FUCVAM ha apostado a la integración de cooperativas del primer tipo: cooperativas de usuarios.
A partir e 1996 se ha habilitado una normativa específica reduciendo el mínimo de integrantes de diez a seis socios para los casos de cooperativas de reciclaje de inmueble/s preexistentes.
Por el Capítulo X se habilita también la creación de las cooperativas matrices, como medio para permitir el crecimiento del sistema. Son cooperativas abiertas, de origen territorial o gremial, que reciben socios con un compromiso común de trabajo o de ahorro, brindando asistencia para la construcción de nuevas unidades cooperativas filiales y para la realización de su proyecto de obra, manteniéndose estas últimas vinculadas a la matriz por lo menos hasta la adjudicación de las viviendas. Aparecen así varias matrices, tanto de ayuda mutua como de ahorro previo.
Los cooperativistas saben que esta forma asociativa les garantiza —siempre que exista apoyo financiero— la obtención de una vivienda digna y decorosa, sin depender, como ocurre en la construcción por el sistema público, de procedimientos aleatorios. Si la cooperativa tiene 40 socios construye 40 viviendas, y éstas tendrán la cantidad de dormitorios más las áreas complementarias que cada familia necesita de acuerdo al número y características de sus integrantes. El ser usuarios significa concebir a la vivienda como un bien social, y no como mercancía.
No obstante, si bien el sistema es capaz de evitar la especulación y el lucro, ello no implica pérdida de patrimonio para el usuario en caso de verse en la necesidad de abandonar su vivienda. Cuando el socio decide dejar la cooperativa —la inmensa mayoría de las veces por razones ajenas a su voluntad: laborales, problemas de salud, emigración...— está estatutariamente dispuesto el reintegro de las "partes sociales integradas, reajustadas al valor de la UR del momento en que se produce el egreso".
La vivienda así disponible, es adjudicada a una nueva familia, seleccionada entre los interesados presentados a la cooperativa por los mismos usuarios. Se preservan así las características básicas del colectivo. En esta transacción se habilita a la cooperativa a percibir sobre la vivienda que entrega un mínimo valor agregado, que se convierte no en ganancia para uno, sino en capital social, como insumo financiero para la conservación y mejora del nudo colectivo, o para el desarrollo de servicios complementarios. Asimismo, el sistema de usuarios es garantía para el acreedor en dos aspectos fundamentales, ya que éste es consciente que:
1º) el capital que presta será totalmente destinado a la construcción de viviendas, sin derivaciones ilegítimas;
2º) todo lo prestado será devuelto en la forma pactada, más allá de las dificultades de pago que puedan afrontar las familias en forma individual.
Al ser la cooperativa la persona deudora de algún organismo financiero, está obligada a cumplir mensualmente con el pago de la amortización correspondiente a la totalidad de las viviendas que conforman el complejo. Los problemas que puedan surgir en relación a moras de los usuarios son resueltos internamente. Para ello los estatutos establecen la creación de un recurso conocido como Fondo de Socorro, el que se destina a superar estos inconvenientes, en caso de existir una razón justificada y transitoria —dificultades laborales, conflicto sindical, enfermedad del titular u otro integrante del núcleo familiar, etc—. A diferencia de lo que se sucede en la generalidad de los barrios construidos por autoconstrucción, por el Estado o por la inversión privada, el usuario cooperativista está respaldado solidariamente por el colectivo ante cualquier situación de emergencia, por lo que nunca corre el riesgo de perder su vivienda por razones económicas.
El sistema cooperativo de usuarios se ha extendido en el país, transformando significativamente el concepto de propiedad de un gran número de asalariados uruguayos. Se defiende la propiedad comunitaria, por oposición a la propiedad privada. Además, la necesidad permanente de análisis y decisión colectiva, no sólo desarrolla una conciencia crítica sobre la realidad en la que se inserta la cooperativa, sino que también activa mecanismos de solidaridad social, promoviendo la participación responsable y madura, y dando un profundo significado a los procesos más generales de toma de decisiones democráticas.
Por otra parte, al optar por la propiedad colectiva, el control y la administración directa de la gestión constructiva permite potencializar la inversión, logrando un producto final mejor. Dicho de otra forma: a igual inversión, la cooperativa logra una vivienda de mejor calidad que las construidas por la promoción privada y el sistema público, ya que los surplus no existen en la modalidad de ayuda mutua y se minimizan en la modalidad de ahorro previo en forma significativa. Ello conduce a que las cooperativas constituyan los conjuntos habitacionales con más larga vida útil, dado que lo construido con tanto sacrificio, físico o económico, desarrolla un verdadero sentimiento de pertenencia e identidad comunitaria. Los socios se identifican plenamente con su cooperativa, e instrumentan, con esfuerzo y a su costo, el cuidado y mantenimiento de los barrios cooperativos.
Constituidas de esta manera, las cooperativas no sólo resuelven el problema de vivienda de sus asociados, sino que ha sido posible planificar y desarrollar un conjunto de servicios complementarios, que hacen a la calidad de vida no sólo de las familias miembros, sino de la comunidad en su conjunto.
Acciones colectivas de iniciativa cooperaria, conscientes, han permitido instrumentar transformaciones de gran significación, muy diferentes a las aspiraciones, intereses y valores inherentes al modelo de gestión urbana hegemónico en las ciudades uruguayas.
FUCVAM es la mayor y más activa organización social uruguaya de acción en el campo de la vivienda popular y el desarrollo urbano. Más de 330 cooperativas de base, en distintas etapas de desarrollo —en trámite, en construcción y habitadas— constituyen una federación de alcance nacional, con presencia en prácticamente todas las ciudades del país.
En un principio nuestras cooperativas estaban constituidas mayoritariamente por sectores obreros industriales, trabajadores del sector servicios y empleados públicos con un alto índice de sindicalización. Al presente están surgiendo varias cooperativas integradas mayoritariamente por trabajadores del llamado "sector informal" de la economía, como resultado de la liberalización y precarización del empleo que afecta al Uruguay, al tiempo que continúa la formación de cooperativas "tradicionales" en gremios y sindicatos.
Proyección
FUCVAM fue fundada el 24 de mayo de 1970 en Isla Mala, una pequeña localidad del interior del país ubicada en el departamento de Florida. La instancia fundacional representó la culminación de un proceso originado en la problemática común de las cooperativas pioneras, que fuera objeto de análisis en sucesivos encuentros y asambleas intercooperativas hasta lograr establecer una plataforma común de reivindicaciones y las bases organizativas para conquistarla.
Desde un principio fueron definidos tres de los rasgos fundamentales de la federación:
a) la identidad de clase como organización de trabajadores,
b) la vocación de defensa gremial de los derechos del movimiento cooperativo e intercambio solidario, y
c) la proyección nacional del proyecto federacionista. Con esta orientación, la propuesta de FUCVAM se estructuró en los diez y nueve departamentos que componen la administración política del país.
FUCVAM tiene por objetivos:
- defender los derechos comunes de las cooperativas de vivienda por ayuda mutua;
- brindar a personas y cooperativas las bases e instrumentos para su promoción social en un sentido integral;- promover la creación de nuevas cooperativas, instituciones gremiales y organismos del estado en la búsqueda de alternativas de solución al problema habitacional;
- propiciar sistemas o planes tendientes al abaratamiento, mantenimiento, confort de la vivienda y servicios complementarios.
La práctica de FUCVAM está basada en el esfuerzo voluntario. Tanto los directivos de las cooperativas como los dirigentes nacionales de la federación no perciben remuneración alguna por su actividad gremial. La participación democrática de la federación se asienta también en una previsión estatutaria que impide la reelección de los directivos por más de un período de tres años.
Como entidad gremial, FUCVAM está orientada a dar solución a la problemática del hábitat de los trabajadores desde una perspectiva integral. En este sentido, es objetivo institucional de primer orden la generación de condiciones que afiancen soluciones sostenidas para las familias de menores ingresos con necesidad de vivienda. Este objetivo no se limita a la producción de viviendas, sino que da lugar a la elaboración de propuestas y movilización permanente en torno a las reivindicaciones gremiales: acceso a la tierra urbana, canales de financiamiento, condiciones de amortización, etc. En síntesis, la inserción del movimiento cooperativo en políticas habitacionales de auténtico sentido social.
FUCVAM no es una empresa constructora ni un instituto de asesoramiento técnico. Como entidad gremial sus objetivos no incluyen forma alguna de intermediación financiera, reservando la administración de los recursos destinados a proyectos constructivos a los grupos de base directamente involucrados. Esta es una de las claves en el entendimiento de la “autogestión”, uno de los rasgos distintivos del cooperativismo de vivienda por ayuda mutua.
FUCVAM ha planteado desde su origen la necesidad de enmarcar la solución al problema de la vivienda en el contexto de reivindicaciones por una superior calidad de vida de los trabajadores en general. En este sentido, las sucesivas asambleas nacionales han definido como orientación de base de la federación la unidad y la acción colectiva junto a las distintas fuerzas sociales que han demostrado poseer real capacidad de convocatoria.
FUCVAM tuvo un rol muy significativo en la coordinadora social opositora al gobierno militar, propiciando junto al movimiento sindical, el movimiento estudiantil y organizaciones defensoras de los derechos humanos la creación de un frente común de acciones pro-democráticas en la llamada intersocial que, una vez recuperada la institucionalidad democrática se transformaría en un espacio alternativo de generación de propuestas orientadas a la reactivación económica y social del país. Con esta misma orientación se produce la integración de FUCVAM a la CoNaPro -Concertación Nacional Programática-, a la CoVip- Coordinadora pro Vivienda Popular- y a CUDECOOP.
FUCVAM ha tenido una activa participación en la organización de los plebiscitos y referéndums nacionales en torno a la vigencia de los derechos humanos, la preservación de la seguridad social y las empresas del Estado, y el desarrollo de la educación pública, en respuesta a la ofensiva neoliberal.
En el plano social, FUCVAM tiene un rol trascendente como institución de intercambio, sistematización, orientación y apoyo concreto a la acción de grupos cooperativos en la consolidación de sus distintas experiencias. Uno de los aspectos básicos que diferencian a las cooperativas agrupadas en FUCVAM de otros sistemas constructivos de viviendas de interés social, es la participación de las familias en la solución colectiva de la problemática habitacional. Constituidas por trabajadores sin capacidad de ahorro, la participación se canaliza a través del aporte de trabajo solidario en la construcción de las viviendas y la administración autogestionaria de las obras.
Esa participación se da en la construcción del conjunto del barrio cooperativo; cada socio y su familia contribuye con su aporte a la realización de la totalidad del complejo: vivienda más espacios comunitarios. Una vez concluido el proyecto son adjudicadas las viviendas por el sistema de uso y goce mediante un sorteo. Se trata, substancialmente, de que la experiencia de organización y trabajo solidario acumulada por las cooperativas durante la etapa de obra, trascienda a la etapa de convivencia mediante programas de desarrollo social y comunitario de los complejos habitacionales. En tal sentido, el rol principal que le ha correspondido a FUCVAM ha sido fundamentalmente de intercambio, sistematización de experiencias y apoyo a la gestión de los grupos cooperativos.
Fácil resulta advertir la magnitud de esta área de acción, considerando problemas tan diversos como el consumo familiar, la salud, la educación, la recreación y la cultura, y las necesidades generales de familias de trabajadores en las ciudades uruguayas del presente. El esfuerzo desarrollado por las cooperativas en estas áreas se traduce en una acción hacia el medio al cual se integra, al estar asentadas la inmensa mayoría de las cooperativas por ayuda mutua en los cinturones periféricos de la ciudad, en los cuales se registra una grave carencia de servicios y equipamiento urbano.
En el plano educativo, la propia estructura de las cooperativas de vivienda por ayuda mutua, que confiere a sus socios el gobierno y la administración en la ejecución de los programas de construcción y gestión, convierte a la educación cooperativa y a la capacitación administrativa en una tarea muy importante de la federación.
El objetivo básico que dinamiza este campo de actividad consiste en desarrollar programas orientados por la metodología de la Educación Popular, que acompañen el proceso de desarrollo de la cooperativa a partir de una revisión crítica permanente de las dificultades y conquistas que caracterizan a las distintas etapas de crecimiento de la experiencia cooperativa. A partir de la etapa inicial, cuando la cooperativa gestiona su préstamo, y continuando a lo largo del proceso de convivencia, se hace necesario desarrollar programas educativos que comprendan desde la relación comunitaria que significa la cooperativa, analizando la concepción de vida cooperativa en el contexto social del Uruguay de hoy, hasta el manejo adecuado de cada uno de los órganos de gestión de la cooperativa como empresa.
También se abre un espacio para la reflexión y el trabajo teórico sobre la inserción urbana y el desarrollo de estrategias populares de acceso al hábitat, a través de talleres y seminarios locales e internacionales.
Nota: Este trabajo se compone de fragmentos del libro “Análisis sobre el protagonismo social y político de FUCVAM”, de Gustavo Gonzáles Soto y algunas informaciones tomadas del sitio web de FUCVAM www.fucvam.org.uy
Suscribirse a:
Entradas (Atom)